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Dos días de montaña y dos ataques de Mikel Landa, que ya es octavo en la general y que ha iniciado la remontada con el podio final como objetivo. En la meta de Ceresole Reale, donde fue tercero, tras los fugados Zakarin y Nieve, y el mejor de los favoritos ... , ha asegurado que «se ha hecho muy duro al final. He atacado de lejos y los kilómetros y la altitud me han hecho llegar fundido», ha reconocido entre risas.
El alavés no ha podido ocultar su alegría por la gran etapa que ha protagonizado y se ha mostrado muy agradecido por la labor de su equipo. «Estoy muy contento con el resultado, con las sensaciones y con el fantástico trabajo de los compañeros; no les podría agradecer lo suficiente la labor que han hecho hoy. He visto a los rivales más débiles, más accesibles en esa última subida, y eso me ha dado ganas de probarlo y me aporta moral para seguir intentándolo».
De cara al futuro de la ronda italiana, Landa no tiene dudas de lo que hará: atacar. «Continuaremos atacando hasta que las piernas aguanten, que ojalá sea hasta Verona. Es pronto para hablar aún sobre un posible resultado. El Giro cambia fácilmente de un día para otro y debemos seguir yendo día a día. Mañana tenemos otra etapa durísima y lo seguiremos intentando. Esto solo me da más confianza para creer que es posible», ha concluido el hombre que ha revolucionado la ronda italiana.
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