![Lafay gana la etapa que anuncia el duelo de Bernal y Evenepoel en los Abruzzos](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202105/15/media/cortadas/AMBin-RHtNmOFGJrOtuFpctR0kpIK-1248x770@El%20Correo.jpg)
![Lafay gana la etapa que anuncia el duelo de Bernal y Evenepoel en los Abruzzos](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202105/15/media/cortadas/AMBin-RHtNmOFGJrOtuFpctR0kpIK-1248x770@El%20Correo.jpg)
Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
A dos kilómetros del final en Guardia Sanframondi, Matteo Fabbro desequilibró a Pello Bilbao cuando ya sólo resistían los treinta mejores. El corredor de Gernika, pie a tierra, no logró recolocar enseguida la cadena. Y ese golpe torcido del azar le costó medio minuto ... de retraso. Más tiempo perdido. Más ganas de tomarse la revancha en lo mucho que resta de Giro. Tiene tiempo.
De eso sabe Victor Lafay, el ganador de esta octava etapa. Sacó su primera licencia ciclista con apenas cinco años. Pero nunca ha tenido prisa. Ahora que todos los nuevos campeones son tan precoces como Evenepoel, Bernal o Pogacar, el corredor francés se ha dado tiempo. Su primer triunfo llega con 25 años. El ciclismo es su pasión pero no su condena. Si tiene que juntarse con sus colegas una noche, lo hace. No renuncia a una hamburguesa. Apenas habla de su deporte fuera de la carreras. Y por si no le salía bien esto del ciclismo, estudió una ingeniería en la Universidad de Chambery, con los Alpes en la ventana del aula. A la espera de que en la próxima etapa Bernal y Evenepoel eleven el tono de su duelo y comprueben en los Abruzzos la resistencia del líder Attila Valter, Lafay le demostró al Giro que a veces también gana el que menos prisa se da.
En Foggia, punto de salida de la octava etapa, los edificios están construidos a prueba de terremotos. Allí la tierra se mueve desde siempre. Suena. En el autobús del Groupama, Attila Valter se preparaba para la pelea mientras sus compañeros entonaban 'La vie en rose', la canción que Edith Piaf convirtió en un himno en 1946. Aquel año se reanudó el Giro tras la II Guerra Mundial. Sobre una Italia en ruinas, sin casi carreteras, sin agua corriente en tantos hogares. Era un país derrotado, humillado. Obligado a empezar desde cero. Y a unir de nuevo los territorios, el norte y el sur.
Para eso, nada como el Giro, el hilo sentimental de Italia. Los corredores pasaron penurias y hambre. Al ganador de cada etapa le premiaban con animales de granja o sacos de patatas. Y le aplaudía un público vestido con uniformes militares rescatados de cunetas y cementerios. Fausto Coppi, con una costilla rota tras caerse, fue con mucho el mejor en los Dolomitas, pero se quedó a 47 segundos de su eterno rival, Gino Bartali , vencedor final. Como escribe William Fotheringham en 'La pasión de Fausto Coppi, «toda una generación de aficionados al ciclismo en Europa sería incapaz de mencionar al uno sin citar al otro».
En este Giro tampoco se puede hablar de Bernal sin nombrar a Evenepoel. La etapa que viene, la novena, acabará en la cuesta de Campo Felice, con un tramo final sobre tierra en medio de los Abruzzos. Bernal no deja de acosar a Evenepoel, que sale de nueve meses de inactividad. El colombiano quiere ejecutar al belga cuanto antes, sin permitirle que coja vuelo con el paso de los días. Bernal, además, lleva una cruz a cuestas: su lesión de espalda. Cada día teme que pueda ser el último. No está para malgastar el tiempo.
Movió la etapa desde el inicio. Contra un viento de costado, su equipo, el Ineos, le dio con un palo al enjambre. La carrera explotó. Evenepoel y Attila Valter quedaron cortados. Bernal no deja de atizarles. Ha cogido el mando del Giro. Enseguida hubo reagrupamiento, pero los rivales de colombiano quedaban avisados. El pelotón estuvo hora y media metido en un avispero de ataques hasta que al fin se montó la fuga que iba a jugarse el triunfo en la breve cuesta de Guardia Sanframondi. A ese tren su subieron Oiveira, Gaviria, Gougeard, Carboni, Gavazzi, Goossens, Arntz, Campenaerts y Lafay. Otra escapada que iba a dar en el diana de este Giro.
Ellos coronaron el puerto de la Boca de la Selva mientras detrás Caleb Ewan, ganador de dos etapas, se bajaba del Giro. Dijo que le dolía una rodilla. Dicen que quiere sumar triunfos también en el Tour y la Vuelta. Y en la 'corsa rosa' casi todo lo que queda es montaña, donde el menudo australiano tanto pena. Pareció una retirada a tiempo.
En la escapada reinó la concordia hasta que se escuchó al fondo el sonido del botín. La meta. Guardia Sanframondi está en una colina sobre el valle de Telesina. Los ciclistas veían el pueblo mucho antes de tocarlo. Campenaerts, especialista en el récord de la hora, buscó su minuto de gloria. A su estilo. Con esa pedalada profunda y agachada. Se marchó con él el italiano Carboni, que defendía a la clase baja del pelotón. Gougeard trató de cazarlos, pero fue otro francés el que se ocupó de eso: Lafay. Supo esperar. Siempre se ha dado su tiempo ,incluso cuando tuvo que ser operado en un fémur. Los trituró con el molinillo de sus pedales.
Antes de este Giro había tuteado a Enric Mas en la llegada al Mirador de la Reina, en la pasada Vuelta a Valencia. En 2017 acabó segundo una etapa alpina del Tour de Saboya tras Egan Bernal. Y sólo Marc Hirschi le batió en el Campeonato de Europa sub'23. De Lafay, de su calidad escaladora, se habla desde hace tiempo en Francia. Le esperaban. Y ha llegado. A su hora.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.