«Ese circuito ha puesto en peligro a los ciclistas»

No fue el único. El líder del Giro, el italiano Alessandro De Marchi, hizo de portavoz de una queja que cada vez se repite más y se dirigió directamente a la Unión Ciclista Internacional y a los responsables de la carrera: «La UCI y los organizadores tienen que preocuparse más por la seguridad y menos por si los ciclistas lanzan bidones a los aficionados». A su juicio, los kilómetros de aproximación al sprint pusieron «en peligro la integridad» de los corredores. «Me desagrada que las ambiciones de un corredor como Mikel terminen así por culpa de un mal trazado», subrayó.

Hay malestar entre los ciclistas por el celo que pone la UCI en, por ejemplo, medir la longitud de los calcetines para evitar ventajas aerodinámicas mientras olvida, en su opinión, la seguridad de los deportistas. El circuito de Cattolica estaba plagado de curvas, mediadas y señales de tráfico en mitad de la calzada.

El año pasado, tras la grave caída que casi le cuesta la vida a Fabio Jakobsen en la Vuelta a Polonia por la poca consistencia de las vallas instaladas en la línea de meta, la UCI inició un proceso para mejorar esas estructuras. Se ha comprobado en este Giro. Pero aún no se ha puesto freno a los circuitos urbanos. Si ayer, además, hubiera llovido, el final de la etapa habría sido puro terror. Al riesgo de trazados así se suma la mayor agresividad de los ciclistas. Todos quieren estar delante para evitar caídas y eso mismo las provoca a veces.