Simon Yates entra vencedor en la meta de Alpe di Mera. reuters
Giro de Italia

Bernal resiste el penúltimo desafío de Yates

El líder no puede seguir al inglés, ganador en Alpe di Mera, pero limita a 34 segundos la pérdida y llega con renta a la etapa que despide la montaña

Viernes, 28 de mayo 2021, 18:14

Con 12 años, Egan Bernal tomaba ya las decisiones sobre su futuro. Escuchaba las sugerencias de sus padres, pero él tenía la última palabra. Cuando su primer entrenador, el exprofesional Fabio Rodríguez, le cargaba con tareas imposibles, el chaval las cumplía y al acabar le ... pedía más trabajo para el día siguiente. No es de los que se doblan. A Bernal, la genética le dio una cilindrada de gran campeón. Y él guía ese motor con un ordenador de abordo, su mente, que evita cualquier sobrecalentamiento. Así redujo a 28 segundos (más 6 de bonificación) el tiempo que le cedió a Simon Yates, vencedor en la dura cuesta de Alpe di Mera. Sin caer en crisis. El líder colombiano ya no es el más fuerte del Giro, pero tiene el privilegio de gestionar la ventaja que obtuvo cuando sí lo era. Y aún le quedan casi tres minutos sobre Yates antes de la última etapa de montaña, del duelo entre las piernas de Yates y la cabeza de Bernal en puertos que superan los dos mil metros. La altitud donde mejor respira el colombiano.

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«Hoy no es día para las fugas. Es para los que disputan la general». Eso repetían los corredores en la salida. Olía a sangre en Abbiategrasso. Los aspirantes a la maglia rosa que portaba Bernal revoloteaban alrededor del colombiano. Buscaban un gesto de debilidad, de duda... algo que alimentara sus ganas para asaltar el liderato. Yates, el tercero en la general a 3.21, ocultaba su mirada de cazador tras el cristal velado de la gafas. El ciclista británico mandó a su equipo, el BikeEchange, mantener bajo control a cualquiera que se escapara. Eso hicieron sus gregarios. Y eso condenó a los fugados, Warbasse, Venchiarutti, Aleotti, Cristian, Hermans y Pasqualon. Efectivamente, no era día para ellos.

Yates se reencontró con un aliado, el portugués Joao Almeida, el mismo que el miércoles en Sega di Ala, la subida que desveló la fragilidad de Bernal. Almeida ha corrido preso dos semanas en su propio equipo, el Deceuninck, que sólo respiraba por Evenepoel. Pero el joven belga se retiró hace tres días magullado y con síntomas de agotamiento. Tarde ya para su compañero luso, al que obligaron durante media 'corsa rosa' a sacrificarse y a remolcar a Evenepoel. Almeida se quedó sin opciones de pelear por el Giro. Y eso, al mismo tiempo, ha aumentado sus ganas de reventarlo. Alguien como él era lo que necesitaba Yates para probar a Bernal. El Deceuninck se juntó con el BikeEchange para endurecer el ritmo en el Passo della Colma, previo a la subida final a Alpe di Mera. Unidos contra Bernal.

Almeida no ocultó su colmillo. Puso a Knox al frente nada más palpar la cuesta. Hasta donde llegara su gregario. Y llegó a la pancarta de 7 kilómetros a meta, el tramo más vertical. Sin bajar del 10%. Almeida se atrevió con toda esa montaña y arrancó. El equipo de Bernal, el Ineos, no se inmutó. Su táctica era la calma. Ciclistas de sangre fría. Pero a su lado circulaba un británico con fuego en las venas, Yates. «Mi equipo lo había dado todo por mí y yo tenía el compromiso de intentar rematar», dijo. Se abrió a la derecha. Miró una vez más a Bernal, que iba a remolque de Castroviejo y Dani Martínez, y adoptó su postura de ataque: de pie, bailarín, con esa máscara que tapa el sufrimiento.

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La reivindicación de Almeida

El Giro se emocionó. Bernal no se alteró. Siguió a lo suyo, a rueda de Dani Martínez. La falta de reacción del líder ante el desafío de Yates animó a Caruso, el segundo en la general, a Bennett y a Vlasov. Todos dejaron atrás a Bernal, que no cometió el error de superar su límite. Eso le había puesto contras las cuerdas en Sega di Ala. Nunca más, se dijo Bernal. Aprovechó hasta la última gota de combustible de su fiel Dani Martínez, que atrapó a Caruso, Almeida y Vlasov. Y luego, a 2,5 kilómetros, fue Bernal el que cargó en primera persona con la misión de acercarse a Yates. Apenas había 20 segundos entre ellos. Más que verse, casi escuchaban sus alientos.

Almeida, que puede ejercer de factor desequilibrante en este Giro, se rehízo y volvió a juntarse con Bernal. Y no sólo eso. Le dejó en el último kilómetro. El líder pedaleaba forzado. Sin calcinarse, pero sin potencia para seguir a Almeida ni para arrimarse más a Yates. El británico ganó la etapa con 11 segundos sobre el portugués y 27 por delante de Bernal. En la general, el colombiano tiene dos minutos y medio de renta con Caruso y 2.49 con Yates. «Tengo tiempo para manejar», se animó. «Espero estar bien en los puertos de la etapa que viene, en la altitud», apuntó. Cierto. Antes de llegar a Alpe di Motta (1.534 metros), el Giro sube hoy el eterno San Bernardino (2.065) y el duro Spluga (2.115). Esas son las cifras impresas en el cerebro de Bernal para hacer frente al mejor físico de Yates.

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