Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
J. Gómez peña
Jueves, 22 de octubre 2020, 17:27
El Stelvio tiene tal tamaño que se bastó solo para engrandecer un Giro que parecía menor. Es el privilegio de los colosos. Allí duermen ecos de Coppi, Hinault, Fuentes y Galdos. Los 24 kilómetros de esta bella mole alpina y sus 48 curvas lo cambiaron ... todo. Hasta el calendario. Abajo era otoño; arriba, puro invierno.
Abajo, el líder era Almeida; arriba, los que mandaban eran el londinense Tao Geoguehan Hart y el australiano Jai Hindley, dos jóvenes. Kelderman, el segundo en la general a solo 17 segundos de Almeida, se fundió como la nieve en el descenso. Y Pello Bilbao, el ciclista que mejor se conoce, supo inclinarse ante la magnitud del Stelvio. No se ofuscó cuando Hart y Hindley se largaron a rueda del inmenso Dennis. El vizcaíno midió. Fue recogiendo cadáveres, el de Nibali y el de Fuglsang, y ya en la subida final al lago de Cancano, un paraíso, pasó por encima de Kelderman y se acercó a Hart y Hindley, el menudo escalador de las antípodas que ganó esta fantástica etapa.
Pello llegó tercero a 46 segundos y ya es cuarto en una clasificación general revolucionada por el Stelvio. El nuevo líder es Kelderman, que va a menos, con 12 segundos sobre su compañero Hindley, 15 sobre Hart y 1 minuto y 19 segundos sobre Bilbao. El vizcaíno aspirará a todo mañana en las tres subidas a Sestriere. Ni es el mejor escalador ni el mejor contrarrelojista. Pero sí es el que mejor gestiona los esfuerzos. Y de eso también se trata en una vuelta de tres semanas que se disputa a finales de octubre. Tan tarde y a destiempo.
El día del Stelvio resultó enorme. Fueron dos etapas en una. La primera, la que subió el Campo Carlomagno y el Passo Castrin, tuvo ritmo y fuga: la de Pedrero, Navarro, Samitier, O'Connor, De Gendt, Ganna, Dennis... La segunda etapa, la de verdad, empezó en Prato, la puerta del Stelvio. En estas paredes de nieve están conservados parte de los grandes recuerdos de este deporte. Como, por el mal tiempo que viene, no se subirán mañana ni el Agnello ni, por cuestiones sanitarias, el Izoard, la infinita cuesta del Stelvio era la clave del Giro. Si alguien quería tumbar a Almeida, tenía que fusilarlo en estas paredes blancas Y eso hizo el Sunweb, la escuadra de Kelderman y Hindley.
El Stelvio es más de una hora de calvario. El Sunweb echó sal sobre la herida abierta del líder, que se desangraba. Pronto, Almeida comenzó a ceder. Sus padres, arriba, pintaban su nombre sobre el asfalto mojado por los regueros de nieve fundida. Le iban a ver pasar derrotado. A diez kilómetros aún de la cima, el portugués miró al fondo. Vio el zigzag de curvas que le esperaban. El anfiteatro alpino. La catedral del Stelvio. No se rindió, pero supo que el Giro se le iba. Tiene 22 años. Aún no es su hora. Con Almeida tachado, el Ineos de Tao Geoghegan Hart dio relevo al Sunweb. Dennis, el último resto de la fuga, se colocó al frente de la carrera. Pocos tiene su cilindrada. Se puso a su compañero Hart en la chepa y, con la complicidad del Stelvio, fue cortándole la piernas a los rivales. A Majka, a Pello Bilbao, a Nibali, a Fuglsang... Y a Kelderman. A Dennis solo le siguieron Hart y Hindley, que tuvo más problemas para ponerse una chaqueta que para seguir al dúo del Ineos. Es otro joven que viene. El relevo se está llenando de nombres.
Había que bajar el Stelvio, con sol pero a tres grados. Dennis ni pestañeó. Hart y Hindley le seguían. Detrás, Kelderman comenzaba a sentir que rozaba sus límites. «Ha sido el día más difícil de mi vida», confesó el holandés, molesto por la actitud de Hindley. «¿Por qué no te ha esperado?, le preguntaron en la televisión italiana. «Eso quisiera saber yo», contestó. Hay lío en el Sunweb.
AKelderman, Pello Bilbao, que seguía fiel a su propio ritmo, y Fuglsang le atraparon ya en el inicio de la subida final al Lago de Cancano. Al sol. El vizcaíno, siempre concentrado, dejó atrás al danés del Astana e inició la remontada. Casi les recortó un minuto a los dos primeros. Sin Dennis, que había reventado, Hart y Hindley no avanzaban tanto. Así, una etapa eterna se le quedó corta a Bilbao. Le faltaron sólo 46 segundos para meterse en el sprint que Hindley le ganó a Hart.
En la salida, Pello estaba a más de tres minutos de la maglia rosa de Almeida. Tras el Stelvio, se coloca a 1.19 de Kelderman. Lo que el Stelvio no terminó de aclarar lo hará mañana la triple ración de Sestriere y la contrarreloj final de Milán el domingo. A estas altura del Giro y de la temporada, las reservas cuentan tanto como las fuerzas. Por eso, Pello Bilbao aún aspira a todo.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.