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j. gómez peña
Jueves, 13 de mayo 2021, 00:49
La biografía ciclista de Mikel Landa parece la de un saltador de vallas que no deja de tropezar. Para comprobarlo basta con rebobinar. La historia de sus accidentes es larga, interminable. En el Tour de 2019, el alavés había evitado todos los baches. Cruzaba ... los dedos para llegar intacto a la primera jornada de descanso y comenzar a pensar en la montaña, su escenario preferido. Pero camino de Albi, en una etapa de abanicos, el francés Barguil se le echó encima y le tiró a la cuneta. Cayó encima el público. No se hizo mucho daño, pero se le escapó el tren de los aspirantes al cajón de París. Perdió tiempo y moral.
«Terminé la temporada pasada por los suelos y nada más empezar este año volví a caerme», había declarado unos meses antes. Así era. En el Tour 2018 salió entre los mejores de los tramos de pavés que iban a Roubaix. Soltó una mano del manillar para beber justo cuando pasaba sobre una alcantarilla. Al suelo. El golpe le dañó una vértebra. Apenas una semana después de terminar séptimo esa ronda gala, se cayó en la Clásica de San Sebastián: no pudo esquivar a Ben King, que se desequilibró solo, y acabó en Urgencias con la misma vértebra machacada. Tachó el año y se puso a entrenar para el siguiente, para afrontar de nuevo el Giro y el Tour. Pero el 31 de enero de 2019, en su primer día de competición, se vio implicado en una montonera en la Challenge de Mallorca y se partió una clavícula.
Su viejo maleficio. En el Giro de 2017, una motocicleta de la organización de la carrera les tiró a él y a Geraint Thomas en el inicio la subida al Blockhaus. Landa permaneció varios minutos sentado en la cuneta. Quiso retirarse. Pero se quedó. No se rindió y eso le premió con el reinado de la montaña, su exhibición en el Stelvio y la victoria de etapa en Piancavallo.
El Giro es un carrera preferida, la única en la que ha tocado el podio (tercero en 2015), pero no ha dejado de maltratarle. En la edición de 2019, cuando era el líder del Movistar, perdió tiempo por una caída que provocó Simon Yates en la cuarta etapa y empezó ahí a ceder los galones a su compañero Richard Carapaz, que fue el ganador final de esa edición.
En colmo tiene como fecha el 1 de febrero de 2020, cuando mientras se entrenaba cerca de Vitoria fue atropellado por un conductor que se dio a la fuga y luego dio positivo en el control de drogas. Mikel Landa había puesto su diana en este Giro. La desgracia, una vez más, no le ha permitido mostrar hasta dónde es capaz de llegar.
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