Bernal alcanza la meta de Montalcino, con Buchmann al fondo. giro

Bernal baja a la tierra a Evenepoel

El líder colombiano da un golpe de autoridad, aleja a sus rivales y tumba al prodigio belga, inseguro y sin fuerzas sobre los caminos de 'sterrato'

Miércoles, 19 de mayo 2021, 18:35

El Giro cruzó como loco por San Quirico d'Orcia, la puerta del primero de los cuatro tramos de 'sterrato'. Rodaba por donde se rodó 'Gladiator'. Cámara y acción: la secuencia de Russell Crowe despidiéndose con honor de la vida mientras se imagina acariciando con ... la mano el campo de cereales que le lleva hasta su familia. 'A mi señal, ira y fuego', arenga. El Giro lo escuchó y montó una etapa de película. La ganó un actor de reparto, el suizo Mauro Schmid, que iba en la fuga, pero la historia importante era otra: fue la etapa en la que Egan Bernal, más líder que nunca, bajó a la tierra al prodigioso Remco Evenepoel, que perdió más de dos minutos y buena parte de sus opciones. Su primer gran revés.

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Los 35 kilómetros de caminos de tierra blanca repartidos en cuatro tramos cambiaron el guion del Giro. Bernal, felino, hecho ciclista en senderos así, se quedó solo. Primero hizo sangre con la falta de habilidad de Evenepoel, que llegó a desesperarse al sentirse traicionado por su propio equipo. Luego, mientras enterraba a paladas de 'sterrato' al joven belga, Bernal se ocupó del resto de sus rivales en el repecho final que subía a Montalcino. Vio arrancar a Buchmann, tercero en el Tour de 2019. Bernal preguntó por la radio a cuánto estaba el alemán en la general. Calculó. «Tenía margen para moverme», pensó. Sangre fría cuando la etapa hervía. «En ese momento íbamos a tope», desveló. En el límite. Lo cruzó.

Y salió a por Buchmann. Vlasov, Caruso, Carty y Yates le vieron marchar, impotentes. Sobre la arena del Giro sólo quedaba uno: Bernal. «Esto es una buena señal para todo lo que falta aún», dijo el reforzado líder. Ya le saca 45 segundos a Vlasov, 1.12 a Caruso, 1.17 a Carthy, 1.22 a Yates, 1.50 a Buchmann, 2.20 a Evenepoel y más de tres minutos a Soler, que se vino abajo justo al final de una etapa rodada como esas películas que no te dejan ni pestañear.

Suenan los tambores. Salta un gladiador a la arena, al primer tramo de 'sterrato'. Se llama Filippo Ganna. Una estatua acorazada de 1,93 metros. Músculos y espada. El camino llena el aire de polvo. Chirrían los dientes. Se secan las gargantas. Ganna arremete en el descenso. Ataca casi a ciegas con su líder, Bernal, soldado a su rueda y botando sobre la grava. Siguen un rastro de sangre. Han notado que el gran rival, Evenepoel, se ha arrugado. Como si el belga no hubiera superado el trauma psicológico de su caída hace nueve meses en el descenso del Muro de Sormano, en el Giro de Lombardía. Esa fragilidad del joven belga enloquece a Ganna, que se la juega en cada curva, que hasta tiene que sacar una pierna para no perder el equilibrio. A su lado, Bernal disfruta. Saborea el polvo.

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El colombiano creció en senderos de barro. Viene del mountain bike. Sabe derrapar, elegir trazadas y comer tierra. Su equipo, el Ineos, ha convertido ese tramo en una picadora de carne. El Movistar de Soler y el Trek de Ciccone han resistido en pie. El resto anda con la rodilla en el suelo. Y el resto son muchos: Evenepoel, Vlasov, Carthy, Caruso, Yates... Cuando al fin vuelve el asfalto, se recomponen. Fusión. El Deceuninck salva a Evenepoel, que tiene que gastarse para enlazar. Lo hace. Pero Bernal ya ha tomado nota. Y quedan otros tres segmentos de 'sterrato'. Mucha película aún.

Remco se arranca el pinganillo

El colombiano nació ciclista. Como juvenil subió dos veces al podio del mundial de mountain bike. A esa edad, Evenepoel era futbolista -internacional juvenil con Bélgica-. No tiene tantos kilómetros ni la misma pericia. Quedó patente en esa bajada entre olivos y cipreses que le erizó la piel. No iba firme. El miedo le hacía apretar el freno. Y remontaba a base de esfuerzo extra. Mal síntoma. «Notaba las piernas vacías», confesó. ¿Le pesa la acumulación de esfuerzos en su primera gran vuelta? ¿Le dolía el recuerdo de su caída en Lombardía? Temblaba y, lo peor, se notaba. En el segundo tramo, el más largo (13,5 km), se sostuvo pese a algún titubeo. Era en subida. Sin tanto riesgo.

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Pero se descolgó en el tercero. No tiene experiencia en la derrota. Le venció la rabia cuando vio que su compañero Almeida tardaba en echarle una mano. Se arrancó el pinganillo de la oreja. No quería escuchar cómo terminaba la película, que rodaba por delante acelerada por Bernal.

Al colombiano le ayudó el último de los suyos, Moscon. Y cuando el italiano se apagó, el líder ocupó el primer plano. Luces. Más acción. Mientras en la meta de Montalcino Mauro Schmid, de sólo 21 años, lograba su primer triunfo al batir al sprint al italiano Alessandro Covi, el Giro asistía al zarpazo final del portador de la maglia rosa. Bernal le sacó 3 segundos a Buchmann, 23 a Vlasov y 26 a Caruso, Yates y Foos. Carthy cedió 33 y Ciccone, 45. Evenepoel llegó a más de dos minutos. Debuta en el Giro y carga con la comparación con Eddy Merckx. Nada pesa más en la balanza del ciclismo. Aunque tiene un consuelo: Merckx no ganó su primer Giro. También a él le bajaron a la tierra.

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