Amor y odio de Mikel Landa en el Giro de Italia
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La ronda arrancará el viernes en Budapest e incluye las subidas al Mortirolo, donde el alavés se destapó en 2015, y al Blockhaus, donde se cayó en 2017Secciones
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La ronda arrancará el viernes en Budapest e incluye las subidas al Mortirolo, donde el alavés se destapó en 2015, y al Blockhaus, donde se cayó en 2017Durante mucho tiempo, el Giro de Italia fue la carrera más querida por Mikel Landa. Ya no. «El Giro me ha dado mucho dolor. Caídas, lesiones, varapalos... Siempre he ido con mucha ilusión y últimamente he vuelto hundido», recuerda a cuatro días de que la ... ronda italiana arranque el viernes con una contrarreloj de Budapest. Hace un año, y justo un día después de atacar en el primer final en alto, el dedo torcido de la mala suerte apuntó de lleno a Landa, caído y roto en la quinta etapa. No se recuperó en meses. Tuvo tiempo para darle vueltas a su desgracia y, también, para salir de ese bucle. «Si algo bueno saco de todo ese año es que he confiado en mí. He tirado de paciencia». Y en la reciente Tirreno-Adriático ya estuvo a su nivel. Con 32 años vuelve al Giro, que incluye en esta edición las subidas al Mortirolo, donde Landa comprobó en 2015 que subía como los mejores, y al Blockhaus, donde se cayó y lo perdió todo en 2017. De ahí su amor y su odio por la carrera rosa.
«Soy un fondista», se definió en el programa de Twitch de Javier Ares. Cierto. En las cuatro últimas ediciones del Tour que ha corrido ha sido cuarto, séptimo, sexto y cuarto. A eso se une su tercer puesto en el Giro de 2015 y el cuarto en 2019. «Eso me da confianza. Sé que puedo estar ahí», se anima. Los corredores que le ganaban, como Contador y Froome, ya no cuentan. Ahora, mientras Landa sigue en la élite, los rivales pertenecen a la nueva generación, la de Bernal y Pogacar, el rival que más «impresiona» al alavés. El joven esloveno no estará en el Giro, lo que abre el pronóstico entre Carapaz, Simon Yates, López, Almeida... Y Landa, tan maltratado por las caídas.
Por eso, el escalador de Murgia se fija en otro ciclista con el que se ha ensañado el infortunio, Geraint Thomas: «Ha sufrido muchas caídas. Pero la suerte le acompañó durante un Tour (2018), tuvo salud y lo ganó». Eso le pide a este Giro. «En esta carrera me he llevado muchos palos. Casi había perdido la ilusión. Pero ahora me veo con opciones de hacer algo», asegura. «Después de la caída del año pasado y de lo que vino después, siento que vuelvo a tener prácticamente las mismas posibilidades. Eso me da mucha moral».
Aunque el 'landismo', esa corriente de seguidores irreductibles que siguen esperando un gran triunfo del alavés, ha traspasado fronteras, Landa sigue siendo Mikel. Vive en su cuna, en Murgia, en Zuia. «Voy a comer todos los días en casa de mis padres». Un vecino más. En su pueblo le recibieron en 2015 tras subir al podio del Giro tras Contador y Aru. Fue su gran eclosión. «Pero no fui consciente de lo que había hecho hasta tiempo después, hasta que comprobé lo mucho que había que trabajar para recuperar ese nivel», confiesa. En el Giro'15 ganó dos etapas, la segunda fue en Áprica tras subir el Mortirolo. Ese recorrido vuelve este año. Eco feliz. «Las cuestas tan empinadas son las mías. En el Mortirolo he visto que puedo estar con los mejores en las subidas», dijo entonces. Camino de Áprica y ya liberado de su servidumbre a Aru, dejó atrás a Contador y Kruijswijk. «Me he ido más fácil de lo que pensaba». Aquel Giro fue al final para Contador; el futuro parecía de Landa.
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Cara... y cruz. A cuestas. En la ronda italiana de 2017, el alavés era una de las bazas del Sky. La meta en el Blockhaus iba a tallar a los favoritos. Pero todo el equipo británico se estrelló contra una motocicleta policial mal estacionada. Cerca de 27 minutos después del triunfo en la cima de Nairo Quintana apareció Landa. «Casi no podía dar pedales. He subido con una pierna», declaró. «¡Qué putada!», repetía. Pensó en la retirada durante dos días. Aguantó. «Y fui capaz de darle la vuelta». En la semana final de ese Giro se vistió de rey de la montaña, ganó en Piancavallo y pudo haber ganado otras dos etapas. El Stelvio le vio pasar destacado.
Ahora viene de otra caída en el Giro, la que hace justo un año le partió cuatro costillas. Perdió capacidad respiratoria; el fuelle del diafragma no iba. Le ha costado meses recuperarse. Ya ha vuelto, como demostró en la Tirreno-Adriático y en la Lieja-Bastogne-Lieja. «Vuelvo a disfrutar», subraya. Es un ciclista generoso, de los que hacen disfrutar a los aficionados. A eso va a este Giro que pasa por el Mortirolo y el Blockhaus, escenarios de amor y odio para Landa.
Victorias etapa. Ganó en 2015 en Madonna di Campiglio y Áprica. Y en 2017 en Piancavallo.
General. 3º en 2015 y 4º en 2019.
Victorias etapa. Ganó dos en 2019, en L'Aquila y en la cima de Croce d'Aune, justo por delante de su ahora compañero Mikel Landa.
General. 5º en 2020 y 6º en 2018.
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