Girmay, Baroncini y Kooij, el podio del Mundil sub'23. AFP
Mundial de ciclismo sub'23

Girmay logra una plata histórica para Eritrea y su continente

Sólo el italiano Baroncini, nuevo campeón del mundo sub'23, se le escapa al joven ciclista africano, que con el primer sueldo le compró una televisión a su familia

Viernes, 24 de septiembre 2021, 21:25

Filippo Baroncini, fornido italiano que en 2022 correrá en el Trek, llevaba el dorsal número uno. Era uno de los favoritos para el Mundial sub'23 que se disputó entre Amberes y Lovaina sobre un trazado calcado de una clásica belga. Arrancó, pleno de potencia, ... en el penúltimo repecho y le dio a Italia el oro. A dos segundos llegó el grupo. Y al sprint se llevó la plata un africano, un eritreo, Biniam Girmay, por delante del holandés Olav Kooij. El primer español, el único que terminó la prueba, fue el guipuzcoano Xabier Mikel Azparren, muy activo y presente en el tramo decisivo de la prueba. Pagó ese despliegue y terminó en la plaza 74, a más de 4 minutos.

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En la meta resonaban los gritos de Baroncini y también las felicitaciones a Girmay. No es el primer africano que sube al podio en el Mundial sub'23. Ya lo hizo el sudafricano Louis Meintjes, también plata en 2013. Girmay, eso sí, es el primer ciclista negro que pisa ese peldaño. Tiene 21 años y corre en el equipo belga Intermarché-Wanty desde este verano, cuando obtuvo la carta de libertad del Delko francés.

Para Eritrea, su plata es un hito. El país vive encerrado en sí mismo. Empobrecido tras tanta guerra. Por su pasado como colonia italiana, brotan vocaciones ciclistas. Girmay creció viendo con su padre viejas carreras en blanco y negro. De ahí han salido corredores como Berhane, Teklehaimanot y Kudus, que han llegado a la élite. Como la mayoría de ellos, Girmay despuntó en las carreras locales y acabó en el Centro de Formación que la Unión Ciclista Internacional (UCI) tiene en Aigle (Suiza) para ayudar a los corredores de países sin recursos.

Gerrikagoitia: «Un portento»

Girmay llegó en pantalones cortos al frío invierno suizo. Tuvo que adaptarse a su nuevo mundo. Lo hizo. Y fichó por el Delko Marsella, donde le dirigió el vizcaíno Gorka Gerrikagoitia. «Enseguida vimos que era un portento. En su primera carrera con profesionales le dije que tenía que vigilar a Ciccone. Lo hizo y acabó segundo tras el italiano», recuerda. «Vale para todo. Tiene visión de carrera. Es rápido. Y no se sabe su techo en subida. Va a ser un gran corredor», augura. Y algo más: «Es un chico sencillo. Viene de donde viene. Con su primer sueldo le compró una televisión a su familia. Eso es el lujo para él».

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