David Dekker, el ciclista que persigue su primer 'gol' con el Euskaltel
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El nuevo sprinter naranja evita las comparaciones con su padre, Erik Dekker. «Siempre quise ser futbolista, pero ahora deseo ganar al menos una carrera»Fichaje Ilustre ·
El nuevo sprinter naranja evita las comparaciones con su padre, Erik Dekker. «Siempre quise ser futbolista, pero ahora deseo ganar al menos una carrera»A David Dekker (Amersfoort, 1998) le resulta familiar el color naranja. Es de los Países Bajos, la nación de las bicicletas, las llanuras y los tulipanes. Ahora se vestirá de 'Orange'. La que soñaba con llevar de pequeño. «Siempre quise ser futbolista», reconoce desde la ... concentración del Euskaltel en Elgoibar. De su etapa de niño conserva su entusiasmo por el Ajax. Pero el ciclismo enseguida copó la mayor parte de su corazón. «Hacía algunas carreritas con mi hermano por casa y mis padres nos llevaron a probar. Nos convenció por completo al primer día», rememora.
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Su familia no es una cualquiera. «El ciclismo nos apasiona a todos. No sólo a mi padre, que por supuesto es el más conocido». Erik Dekker. Ganador de cuatro etapas en el Tour (tres en la edición del 2000), Tirreno Adriático, Klasika de San Sebastián o Amstel Gold Race. «Sigue andando mucho», afirma. Sus tíos Gerard y Dick, que corrió en el Caja Rural, también fueron profesionales. «Mi madre también practicó muchísimo y ayuda a varios equipos como auxiliar». Y queda su hermano Kelvin. «Es director deportivo de equipos femeninos y ahora va a fichar por el Movistar», anuncia casi en exclusiva.
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Iván Benito
Se le nota a gusto. Ya ha dejado atrás la etiqueta de ser el hijo de un figura reconocida del ciclismo neerlandés. «Cuando eres joven es difícil. Era el hijo de Erik Dekker, así que siempre había mucha atención». Se acostumbró con los años y lo lleva con orgullo. «No siento ninguna presión ni nada por el estilo. No debería ser un buen ciclista porque sea su hijo», afirma con rotundidad. Sus cuerpos desiguales ayudan a esquivar cualquier estéril comparación. Erik medía 1,82, por debajo de la media del país con las personas más altas del mundo, y pesaba 65 kilos. Volaba en las subidas cortas. David se parece más a Goliat. Es espigado y corpulento. Resalta más al lado de compañeros como los menudos Bizkarra o Jordi López. «Yo no voy a ganar en San Sebastián», bromea. Su especialidad es el sprint. Su ropa ancha de calle disimula la figura que se alza sobre sus zapatillas 'snakers'. «Tendré 70 u 80 en una habitación».
David Dekker tiene nombre de ganador. Posee numerosos trofeos de victorias como juvenil. «Pero todavía no he ganado ninguna carrera como ciclista profesional», reconoce cuando se le pregunta por el objetivo de su temporada. «Quiero ganar al menos una», persigue. Espera que los triunfos sean como los goles. La teoría del bote de kétchup. Después de varios golpes al palo, que lleguen todos de golpe en 2025 con el Euskaltel. «Básicamente también quiero estar a un alto nivel de forma constante toda la temporada y ayudar a conseguir los puntos UCI, que son muy importantes para el equipo». Llega con la lección aprendida a la formación vasca.
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El maillot del Euskaltel se dejará ver a partir de enero por Holanda, la región más llana del mundo. «Soy una combinación de velocista y clasicómano. Soy un tipo rápido, pero también me gusta correr de verdad». Así es cómo se refieren en el Benelux a sus pruebas de un día. «Me gusta Flandes, el pavés, viento, mal tiempo. Tal vez con algunas pequeñas subidas adoquinadas». Nada que ver con el País Vasco. «Aquí prefiero entrenar que correr. Tiene paisajes preciosos, pero creo que correr aquí no es una buena idea para mí», dice antes de mostrar su sonrisa aún juvenil. Las montañas les son hostiles.
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Parece una paradoja. Al Euskaltel, siempre copado de grandes escaladores, ahora parece que solo los sprinters pueden librarle de quedarse fuera de los 30 mejores equipos de 2025, y con ellos de las mejores carreras en 2026. Se llama globalización. Ahora el conjunto naranja habla inglés y se encomienda a hombres como Dekker, segundo en un sprint del Giro de Italia en 2023. También se quedó con la miel en los labios en Omán y en los Emiratos Árabes en 2021. Fue su debut en la élite y lo hizo con la mano del Jumbo, el mejor equipo en aquel momento. «Creo que lo sigue siendo», matiza. «Fue genial. Aprendí mucho».
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La clave de un sprint es la colocación. «Hace falta talento. Son diez o doce segundos y hay que tomar decisiones en milésimas». Esto genera miedo. «Tal cuál. Si hay un ciclista que dice que nunca lo ha sentido creo que miente. No está siendo sincero». El pánico se combate con «concentración» y «determinación», la que confía encontrar en el Euskaltel. «Tuve una conversación con Jorge (Azanza) a principios de octubre y sentí mucha confianza y este ambiente familiar me va a hacer mejor ciclista».
Acaba la conversación y entra el propio Azanza en escena. «¿Cuántas carreras te ha dicho que va a ganar?», pregunta. «Al menos una». «Una cada mes», matiza Dekker con gracia.
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