J. GÓMEZ PEÑA
Viernes, 3 de agosto 2018, 14:07
El ciclista francés de origen español Armand de las Cuevas nunca se adaptó a las normas. Vivió y creció de forma anárquica, a su manera. Tenía tanta calidad física que fue el que más se acercó a Miguel Induráin, su líder en el ... Banesto, en aquella inolvidable contrarreloj de Luxemburgo durante el Tour de 1992, el segundo del navarro. Pero no valía para gregario. Ni siquiera pudo vivir a la sombra de un gigante como Induráin. Quiso ser el mejor y no lo consiguió. Cuando con 30 años dejó el ciclismo se refugió en la Isla de Reunión, tan lejos. Buscaba la calma que necesitaba su carácter volcánico. Con sólo 50 años, falleció el jueves. Según distintos medios de comunicación franceses, De las Cuevas no esperó a que llegara su hora. Se suicidió.
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Armand de las Cuevas, hijo de inmingrantes españoles, nació en Troyes en 1968. Su primer impulso fue ser boxeador. Era su naturaleza. Pero le eligió el ciclismo. Tenía piernas y pulmones de sobra. El Reynolds fue su primer equipo profesional. Bajo la batuta de José Miguel Echávarri y Eusebio Unzúe, creció como corredor. Le tocó asistir a la eclosión de un fenómeno, Miguel Induráin. Progresaron en paralelo. De las Cuevas era un extraordinario contrarrelojista con capacidad para soportar bien la montaña. En 1989 y 1993 estuvo al lado de Induráin.
Esa última temporada en el Banesto estuvo con el navarro en el Giro. Frente a un enemigo como Ugrumov. Induráin logró al final del triunfo, pero el papel de De las Cuevas no fue el que esperaba su equipo. La relación se rompió ahí. El francés aspiraba a más. Fichó en 1994 por el Castorama, a las órdenes de Cyrille Guimard, con el que tampoco supo convivir. De las Cuevas, al que apodaban 'el Gitano', era un eslabón libre. Distinto. Regresó al Banesto, a casa, en 1997, pero ya no volaba tan alto.
En su palmarés figuran el Dauphiné, el Campeonato de Francia y la Clásica de San Sebastián, la carrera que se disputa este sábado. La ganó en 1994.
Al cerrar la página del ciclismo profesional se trasladó a la Isla de Reunión. Allí, en 2006, volvió a competir con una licencia amateur. Coincidió incluso con Chris Froome en alguna carrera. Y luego fue director de un modesto equipo. El jueves puso fin a su vida. La familia del Movistas, antiguo Banesto, le ha ha despedido así: «Corazón y espectáculo sobre la bici».
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