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Bilbao amplió anoche su variedad cromática. Al blanco y rojo del Athletic y de la bandera de la ciudad, y a su característico azul Bilbao, se le ha sumado hasta el 1 de julio el 'amarillo Tour'. Un color que invade la capital vizcaína, dispuesta ... a vibrar con uno de los mayores eventos que puede deparar el mundo del deporte. La Grand Départ ya se siente y ayer simbolizó su desembarco con el inicio de la cuenta atrás.
A ese Bilbao amarillo, el Tour envió a su mejor embajador, Christian Prudhomme. El director de la Grande Boucle fue uno de los protagonistas que llenó de luz la ciudad. En compañía del alcalde, Juan Mari Aburto, de Elixabete Etxanobe, diputada de Administración Pública y Relaciones Institucionales, y de Bingen Zupiria, consejero de Cultura y Política Lingüística, asistió a un acto que arrancó a las 19.30 horas en la escalinata del Ayuntamiento y finalizó pasadas las nueve en la explanada de San Mamés.
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A su llegada ya pudo disfrutar de ese maillot amarillo gigante que cuelga de la fachada del edificio Aznar y que se hermana con la bandera de Bilbao que ondea justo enfrente. Será un símbolo de unidad que se mantendrá hasta que el Tour recorra Bizkaia y Bilbao en la primera etapa de la edición 2023.
Para entonces, la explanada junto al Ayuntamiento se había poblado de pañuelos amarillos anudados al cuello de las personas que asistieron al miniconcierto de la Coral de Bilbao y del grupo Kalakan. Veinte minutos que fueron el previo perfecto para un acto cargado de simbolismo como la puesta en marcha del reloj que descuenta el tiempo que falta para la salida de la primera etapa. Prudhomme, siempre relajado y sonriente, admiró la explosión de luz de ese momento. El maillot amarillo se iluminó y la fachada del Ayuntamiento resplandeció con el color del líder del Tour.
Los aplausos llenaron la plaza Ernesto Erkoreka en un ambiente festivo que se trasladó por El Arenal, la plaza Circular -con la Torre Bizkaia también encendida- y la Gran Vía hasta la siguiente parada, la Diputación de Bizkaia. Fue una comitiva encabezada por las autoridades, que hicieron el recorrido en bici lideradas por el coche del director de carrera de la ronda gala. Quedaba claro que la organización del Tour no escatimaba en detalles para dar toda la oficialidad del mundo al acto que se celebró anoche en Bilbao.
Los paseantes de la Gran Vía giraban las cabezas hacia el pelotón, mientras el grupo completó el recorrido hasta encontrarse con un nuevo coro con un par de canciones que dieron paso a una nueva iluminación en el Palacio Foral. Más amarillo para Bilbao, resplandeciente con su papel protagonista de la edición de 2023.
Quedaba un último trayecto, el 'salto' hasta San Mamés donde el Athletic quiso celebrar su 125 aniversario recibiendo a la comitiva del Tour. Un acto que fue un guiño al pasado ciclista del club rojiblanco y donde el Athletic le dio toda la carga protocolaria con la presencia en la explanada del presidente Jon Uriarte y de los capitanes Garazi Murua e Iker Muniain. Como en todas las pruebas ciclistas, siempre existe el riesgo de una caída y el alcalde Aburto sufrió un pequeño contratiempo sin incidencia. El máximo edil de la ciudad se sumó de inmediato a la comitiva para asistir al intercambio de maillots entre el Tour y el Athletic.
Uriarte le explicó a Prudhomme que el que le entregaba con los colores rojiblancos era un homenaje a la sección ciclista que tuvo el club en la década de 1920. A cambio, el dirigente recibió del director del Tour un maillot amarillo que simbolizó ese hermanamiento que vivió ayer la capital vizcaína. En un ambiente distendido y con San Mamés también iluminado y la palabra 'Ongi eTOURri' dando vueltas a la fachada, Prudhomme volvió a referirse a esa afición vasca «tan apasionada» para explicar a los medios franceses el acierto de elegir Bilbao como Grand Depart de 2023. También se refirió al ardor con que se vive el fútbol «en un gran escenario» como San Mamés, al que señaló mientras hacía sus declaraciones. Después, relajado y sonriente, afrontó su última entrevista para una televisión gala mientras pedía que le guardaran la prenda que le regaló el Athletic. «Es un maillot magnífico», confesó a un colaborador. Así, con el director del Tour delante de un San Mamés iluminado de amarillo finalizó el acto que simboliza la cuenta atrás hacia la salida de la ronda francesa. Cien días y descontando.
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