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En el primero de los dos pasos por la meta en cuesta de Saint-Christo-en-Jarez, final de la etapa inicial del Dauphiné, el ... belga Wout van Aert le preguntó a sus piernas. Sonrió. «Me sentía bien y se lo he dicho a mis compañeros», desveló. Con eso bastaba. Si el reciente vencedor de la Strade Bianche y la Milán-San Remo dice que está listo no hay más que hablar. Todo el Jumbo se puso a su servicio. Y eso es mucho. Roglic, Dumoulin y Gesing anularon todos los ataques en la subida final y Van Aert, cuatro días después de asombrar en San Remo, volvíó a ganar. Superó en un sprint vertical a Impey, Bernal, Valverde, Pogacar, Higuita, Roglic, Quintana, Alaphilippe, Pinot, Mas y Landa.
A todos les espera hoy el final en el col de Porte, de categoría especial. «Soy líder, pero me tocará ser supergregario», asumió Van Aert. Pondrá sus piernas al servicio de Roglic y el Jumbo, el equipo que cuestiona el dominio del Ineos. Ayer, la escuadra holandesa manejó la etapa. Primero con Martin. Luego, en las cotas finales, con Gesing. Roglic neutralizó una arrancada de Urán a tres kilómetros. Y Dumoulin se encargó por último de Latour y Benoot. Entre todos escoltaron a Van Aert, que volvió a descorchar sus mejores pedaladas frente a los aspirantes al Tour. Sólo se rezagaron Froome, que no se encuentra, y Soler.
Los escaladores como Landa tienen hoy en el col de Porte la primera de las cuatro ocasiones que el Dauphiné les ofrece en las cuatro etapas que restan. Un ensayo con fuego real para el Tour.
El dominio del Jumbo se extendió a la clásica del Gran Piamonte. George Bennett se largó en la última cota y resistió ante Ulissi y Van der Poel. Álex Aranburu acabó sexto.
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