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La victoria de la selección en el Mundial de Fútbol habría supuesto, en cualquier caso, un importantísimo empujón para el deporte femenino. Las cosas pronto tomaron una senda inesperada, con la polémica acerca del beso machista del presidente de la Federación, pero de algún modo ... eso ha supuesto que los efectos del triunfo futbolístico alcancen estratos más profundos de la sociedad, con una repercusión que seguramente acabe siendo todavía más duradera: a la celebración del éxito deportivo se ha sumado el debate sobre unas estructuras viciadas de sexismo y, en definitiva, sobre una manera de ver las cosas que en muchos asuntos continúa anclada en el pasado. «Hemos visto lo peor del machismo estructural y lo mejor de la sororidad», ha resumido la vicepresidenta del Gobierno en funciones, Yolanda Díaz, que incluso ha reclamado una investigación oficial sobre las diferencias retributivas entre los deportistas de ambos sexos.
En estas páginas, hombres y mujeres que practican las mismas disciplinas se retratan juntos, de igual a igual, y reflexionan sobre la evolución del deporte femenino y los prejuicios que lo siguen lastrando.
Los dos son catalanes, tienen 34 años, juegan de alero y militan en equipos vizcaínos. Y, además, Eli Soriano y Xavi Rabaseda están completamente de acuerdo en que, de todos los eslabones de la cadena que retiene al deporte femenino en un injusto segundo plano, el decisivo es el de los medios. «Como en todos los deportes, empezando por el fútbol, el basket masculino genera muchos más ingresos e información. Pero, a la mínima que los medios se metan en eso, va a ser un esprint: el caso del fútbol está claro. En cuanto la repercusión mediática se iguala, la gente responde», plantea la jugadora del Barakaldo, que por edad ya contó con referentes femeninos cuando era adolescente: «Tuve esa gran suerte, pero, en cambio, no recuerdo seguir basket femenino por la tele».
Xavi recalca que las redes han ocupado en buena medida ese espacio que los medios no cubrían: «No hay más que mirar cuántos seguidores tiene Alexia Putellas. A través de las redes se va consiguiendo esa visibilidad que faltaba: antes era impensable que las chicas llenaran el Camp Nou». ¿Y se llegará a la igualdad plena? «El espectáculo es distinto, pero las personas a las que les gusta el deporte disfrutan igual. Y, aunque es difícil igualar los ingresos que se generan, ese debe ser el objetivo. Hay que igualar al máximo posible: por un mismo trabajo no puede haber diferencias salariales», reflexiona el jugador.
«En mi generación era muy difícil llegar a dedicarte a esto. Eran contadas. Ahora somos muchas más las que estamos viviendo esta experiencia, pero no en las mismas condiciones que los hombres, desde luego», sonríe Eli, que traslada la cuestión a términos históricos: «El basket masculino nos lleva muchos años de ventaja: cuando empezó, tampoco habría llenado este pabellón. Si ahora mismo se inventase un deporte nuevo, a menos que fuese algo superfísico, se empezaría en las mismas condiciones y se generaría un interés y unos números parecidos». Hablando de pasado, presente y futuro, ¿qué sensaciones han experimentado ante el 'caso Rubiales'? «Ha evidenciado todo lo que queda por hacer. Si eso es lo que vemos por la tele, qué sucederá fuera de cámara, aunque yo no he vivido ningún episodio de ese estilo», comenta Eli. «Cuando pudo asumir el error y liderar desde el ejemplo, Rubiales cometió un error más grave todavía: el de defenderse señalando a la otra persona y con ese lenguaje corporal», reprocha Xavi.
Acabemos con un ejercicio de fantasía. ¿Dónde estaría Xavi Rabaseda, internacional y campeón del mundo, si hubiese sido mujer? «Seguramente no me habría dedicado a esto, porque tienes un techo antes de empezar: llegar arriba es muy difícil y vivir de ello casi imposible. Eso sí, a lo mejor habría estudiado Arquitectura, algo que no pude compatibilizar con el deporte». ¿Y si Eli Soriano hubiese sido hombre? «Habría jugado al fútbol. Empecé en los veteranos de Cataluña, pero me quedé sin equipo femenino y fue entonces cuando pasé al basket».
Sus datos
Xavi Rabaseda tiene 34 años, juega de alero y esta será su segunda temporada en el Bilbao Basket. Ha sido campeón del mundo, de la ACB, Copa...
Eli Soriano. La alero catalana tiene 34 años, ha llegado este año al Ausarta Barakaldo procedente del Lima Horta.
Un signo inequívoco de la menor visibilidad del remo femenino es que, hace siete años, Leire de Diego ni siquiera lo conocía: «No sabía ni que existía. Yo hacía natación y coincidía con los hijos de mi actual entrenador, que me convenció de que probase... Me gustó la gente y me integré muy bien», relata la remera, de 19 años. En este tiempo, las traineras de mujeres han ido adquiriendo mayor presencia social: «Hace un año, en la Liga Euskotren había cuatro equipos de chicas por doce de chicos. Este año se ha conseguido que haya ocho. Las chicas, cuando llegaban a categorías superiores, tenían que irse a otros equipos porque no podían seguir», explica. En el remo, de hecho, el desesperante círculo vicioso que atenaza tradicionalmente el deporte femenino (menos público, menos visibilidad, menos inversión, menos sueldo) tiene un curioso reflejo en la mecánica de competición: las mujeres reman distancias más cortas para no ocupar 'demasiado' tiempo en las retransmisiones. «Es por eso, pero se cree que es porque ellos están más capacitados. Y, como nuestra preparación es distinta, hasta nosotras mismas nos acabamos creyendo que no somos capaces, aunque en Galicia se rema la misma distancia y siguen todas vivas», ironiza Leire.
«Hay que cambiar la mentalidad de la gente», reclama enérgicamente la remera. «Que vean que es lo mismo», apoya su compañero Xabi Mielgo, de 24 años. Hace tres años, las remeras del Kaiku se incorporaron al pabellón principal, el que usaban los chicos. ¿Tuvo algo de shock aquella repentina convivencia? «Al principio a lo mejor les costó asumir que ya no estaban solos aquí, pero habrá pocos equipos en los que chicos y chicas se lleven tan bien», se alegra Leire. «Sí que se hacía raro, porque había que compartir pabellón, traineras... Pero son amigas y tienen tanta vitalidad que es difícil no estar a gusto», confirma Xabi, que puntualiza que «en remo la profesionalidad es para tres, y en el caso de las chicas menos todavía». En la Escuela de Remo de Kaiku ha llegado a haber un 60% de alumnas y la junta del club no escatima elogios hacia «la capacidad, el sacrificio y la implicación» de sus equipos femeninos: «Cuando acaban los entrenamientos hay que echarlas de aquí», comenta el presidente.
«Queda mucho camino por recorrer, y no solo económicamente. Este año estamos consiguiendo tantas cosas que se nos está viendo y escuchando más, pero muchos aficionados de toda la vida solo atienden a los chicos y solo preguntan por ellos, el remo femenino no les parece interesante. Eso da un poco de rabia. El otro día un señor nos dijo 'mal Kaiku, ¿no?', y era justo el día que nosotras habíamos ganado la Liga ETE. Ni se había enterado», relata Leire. ¿Cómo ha vivido ella la polémica del Mundial de Fútbol? «Como algo vergonzoso: ¡que sigan ocurriendo esas cosas y alguna gente las aplauda...! Pero de lo malo siempre puede acabar saliendo algo bueno».
Sus datos
Leire De Diego. Es canterana del equipo Kaiku, tiene 19 años y es campeona de la Liga ETE de remo.
Xabi Mielgo. Es canterano de Kaiku, tiene 24 años. Ha disputado 16 regatas de Liga.
La propia Amaia Aldai se asombra de estar ahí, compitiendo en los frontones, porque hace muchísimo tiempo que dio por cerrada esa parte de su biografía. «Con 8 años me fui a vivir a Dima, donde había poco que hacer aparte de la pelota, así que me apunté y se me dio bien en benjamines. Pero siempre se escuchaban comentarios, sobre todo de los padres: que si ahí viene la cría, que si a esa seguro que le ganas... Para una niña de 8 años era duro: a esa edad tenía más fuerza física que ellos, pero psicológicamente era muy blanda, y me acabé pasando al fútbol. Había otra cría, más mayor, que también aguantó un año y lo dejó por el fútbol», relata. Otra cosa es que en su nueva disciplina siguiese escuchando bobadas similares: «Siempre solían ser los padres: si no se dice en su casa, a los chavales ni se les ocurre». Aquel paréntesis se cerró al cabo de once años y ahí la tenemos ahora, con 23 y reinando en el Cuatro y Medio.
La historia de Amaia tiene un eco en la memoria de Aitor Elordi, el campeón del Manomanista, de 27 años. «Cuando yo era pequeño, también en Mallabia había una chica un año menor que andaba compitiendo con nosotros y llegó a infantil-cadete. La situación estaba mucho más verde que ahora y se vio obligada a dejarlo, porque no tenía con quién competir. Comentarios raros no le hacíamos: era otra más, tenía muchísimo nivel y nos ganaba muchos partidos. Ahora habría tenido su sitio en el deporte, y haber dado ese paso supone una buenísima noticia».
¿Qué falta en la pelota femenina, Amaia? «Muchas cosas. Para empezar, faltan chicas», plantea. «El público nos ha aceptado bastante bien. Podemos jugar en el Navarra Arena con 1.300 personas, pero, si es con precio de entrada, a lo mejor nos quedamos con los aitas y cuatro más en la grada. Muchas veces se compara la pelota masculina y la femenina, pero hay que aprender a disfrutar con las cualidades de cada uno: yo nunca voy a tener la pegada de Zabaleta, pero también hago partidos bonitos. Y, a la vez que exigimos a la gente, tenemos que exigirnos a nosotras mismas, porque nos queda mucho que mejorar». Se interpone el obstáculo de siempre, esa inercia que bloquea los cambios: «Yo soy profesional de nombre, pero no de pasta. Los chicos se dedican a entrenar todos los días de la semana; yo voy a la uni, entreno a niños y a veces llego sin fuerzas a mi propio entrenamiento».
«Todos tenemos sitio en el deporte. La pelota femenina ha evolucionado y seguirá haciéndolo», confía Aitor. Las niñas en el frontón ya no son aquella imagen chocante y solitaria de antaño: «El problema -apunta Amaia- es cuando llega la edad de oír comentarios por ser deportista y mujer. Nos hemos criado en una sociedad machista y existe un miedo social: hay chicas que no lo dan todo en el gimnasio por miedo a sudar. A mí misma me costó decir que jugaba a pelota: ya sabían que era futbolista, eso lo veía normalizado, pero la pelota la vinculaba a tópicos más masculinos».
Sus datos
Amaia Aldai. La doble campeona del Cuatro y Medio femenino es natural de Dima y tiene 23 años.
Aitor Elordi El delantero de Mallabia ha ganado el Manomanista y el Parejas a sus 27 años.
Si un aficionado de principios de este siglo, a través de una ventanita en el tiempo, hubiese podido ver a la selección femenina de fútbol ganando el Mundial de este año y a la afición celebrándolo de manera masiva, habría creído que estaba contemplando alguna ficción utópica y no un futuro más o menos inmediato. Por aquel entonces, más o menos, empezaba en el fútbol Ariane Vidal, que ahora tiene 30 años: «Han cambiado mucho las cosas. Entonces las chicas heredábamos la ropa usada y reusada de los chicos, casi ya sin color, y eso lo vas arrastrando, vas siempre un poco por detrás. La victoria en el Mundial era impensable hace solo cuatro años y demuestra que, si se invierte y se apuesta, se puede lograr».
«Yo no puedo hablar de lo que se tiene que conseguir en el primer nivel, pero a menor escala sigue habiendo muchos avances pendientes», añade la jugadora del Sestao River. «Está lo de siempre, recibes lo que generas. ¿Se puede pedir igualdad con el fútbol masculino? ¡Ojalá se llegase alguna vez a generar lo mismo! Pero en realidad eso no tiene que ver con la lucha del día a día, que no reclama nada descabellado: horarios, material, sitios de entrenamiento... Te van metiendo en huecos, en las horas que sobran. Hacen falta más mujeres en ámbitos de decisión, personas que hayan vivido esa diferencia de oportunidades y la tengan en cuenta». Su compañero Gaizka Martínez, de 26 años, asiente: «Opino como ella, lo veo desde la otra ventana y tiene toda la razón. El fútbol femenino se deja un poco de lado: recibe menos recursos y eso hace que tenga menor visibilidad. Las instituciones, los clubes y la televisión tienen que invertir y la gente se interesará cada vez más. Hay que empezar por la A para seguir con la B y la C y que todo cambie».
Clubes como el Sestao River «han ido apostando por el fútbol femenino y han ido avanzando paso a paso», pero, en el cuadro general de las cosas, el fútbol se sigue viendo como una actividad primordialmente masculina, como si ese rasgo formara parte de su esencia. «Dices que juegas al fútbol y la gente se sorprende. En tu trabajo, hasta en tu casa, les llama mucho la atención que seas adulta y sigas jugando: estoy segura de que, si un compañero dice que juega al fútbol, a todos les parecerá lo más normal del mundo». ¿Su punto de vista sobre el 'caso Rubiales'? «Que piense que puede salir sin ninguna consecuencia me preocupa más que el acto en sí: aun viéndolo todo el mundo, lo han querido tapar y tiene gente detrás que le está respaldando a nivel social», se asombra Ariane.
Gaizka aporta otro punto de vista: «A mí me da pena, o rabia, que todo esto haya tapado en cierta medida lo que ha conseguido la selección, que tanto impulso debería dar al fútbol femenino. ¡Es injusto! Y quiero decir otra cosa: es alucinante que hayan tenido que ganar un Mundial, nada menos, para que se les dé importancia».
Sus datos
Ariane Vidal. La futbolista de Erandio juega en el Sestao River y tiene 30 años.
Gaizka Martínez. El futbolista de Getxo juega en el Sestao River y tiene 26 años.
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