N. Fernández
Miércoles, 14 de septiembre 2022, 07:44
Entre lágrimas. Así acabó el partido de ayer para Rudy Fernández ante Finlandia (100-90). Lloraba de alegría. Todo el vestuario mostraba su felicidad por el paso a semifinales y caía rendido ante su capitán, líder absoluto de la victoria del conjunto español. El alero ... no podía ni moverse, incapaz de celebrar junto al resto una remontada histórica. Se unió al corrillo formado en el centro de la pista ayudado por sus compañeros. Camino del vestuario, los ojos de Rudy volvieron a empañarse ante los micrófonos. «Antes de venir aquí dije que yo confiaba en este equipo. Es un momento para recordar». Se mostró también muy emocionado al recordar a su padre, fallecido el pasado mes de mayo de cáncer a los 66 años: «Para mí, este está siendo un año muy duro, porque no está mi padre y la verdad es que estaría disfruntado muchísimo. Sé que desde arriba me está ayudando», dijo. También reconoció que había echado un buena bronca en el descanso para activar a sus compañeros.
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«Le estaba escuchando y me parecía que hasta se estaba pasando con el tono», contaba tras el partido un Sergio Scariolo encantado con su capitán. «Después de lo que ha dicho, yo no he tenido que levantar la voz ni un decibelio. El impacto emocional que hacía falta en ese momento ya lo había conseguido él». Lo que pasó en el vestuario provocó un cambio total en la pista. El rapapolvo del balear surtió efecto y fue el comienzo de una remontada épica que desembocó en una nueva semifinal para España.
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Scariolo explicaba que Rudy está disfrutando. «Nunca ha tenido este rol específico en ninguno de sus equipos y eso es bonito. Qué se puede decir, es un jugador increíble. No tiene miedo, va al suelo. Parecía que tiene 18 años. Jugó casi 30 minutos contra Lituania y el día siguiente se lo pasó metido en hielo».
«Nos ha venido muy bien la bronca de Rudy. Creo que él, por la confianza que tiene en nosotros, sabía que podíamos hacerlo mejor. Hemos salido nerviosos y nos ha costado, pero gracias a él hemos espabilado y hemos vuelto a divertirnos en la cancha. A ser nosotros mismos», afirmaba Willy Hernangómez. Su hermano Juancho, iba más allá, refiriéndose al balón salvado en la banda por el balear, que terminó estrellándose contra las sillas a pie de pista. «Solo con ver las acciones que hace nos da motivo para seguir, luchar más y creer. Es nuestro ejemplo a seguir. Uno de los grandes de toda la historia».
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