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Olga Jiménez
Domingo, 3 de junio 2018, 03:04
Dani Lorenzo (Vitoria, 1993) se despidió a lo grande del baloncesto. No dudó en avisarlo en navidades y cumpliendo su promesa, ha dicho adiós en Mendizorroza con el Araberri, el templo que le ha visto crecer como jugador y el club donde se formó. Un nuevo compromiso de vida, las dificultades para tener minutos en LEB Oro y la precariedad de los sueldos en el baloncesto federativo con el que se muestra muy crítico, le impulsan a abandonar el deporte de la canasta, por el que se decantó en edad tardía, a los 16 años, tras jugar al fútbol hasta la categoría juvenil. Lorenzo ha tenido que «ser jugador y camarero de noche» para sacarse un sobresueldo. Ahora afronta un proyecto de familia con su pareja que le ilusiona.
-¿Cómo se ve la vida fuera del baloncesto?
-Rara. Todavía es pronto pero aun no me hago a la idea de que ya no tengo que ir más a trabajar a 'la oficina' que era Mendizorroza. Según pase el verano y lleguen las fechas en las que hacía pretemporada con preparaciones físicas duras, me daré cuenta de que ya no tengo que volver. Pero dentro de mi nueva vida estoy buscando la manera de meter baloncesto para quitarme el gusanillo aunque no de forma profesional. Aún tengo 25 años.
-Su historia deportiva se inicia con el fútbol para acabar en el baloncesto. ¿Cómo fue el cambio?
-Empecé en el colegio Escolapios para decantarme por el fútbol. Era delantero. Jugué en el Iru Bat hasta Juvenil Honor con 16 años. Ese año volví al colegio y compatibilicé ambos deportes. Los fines de semana eran una locura porque tenía hasta cuatro partidos. Ese año casi me recluta el Abetxuko, pero finalmente me fui al Araberri y empecé en Liga Vasca sufriendo contra jugadores como Mikel Motos, Darío Brizuela y Van Oostrum cuando estaban en el Easo. Fue un año bonito y fui al Autonómica ascendiendo al Nacional, hice la pretemporada con el EBA y fui escalando. Tuve que salir a Donosti al equipo Goierri para tener minutos en Liga EBA y también a Bilbao. Luego volví a LEB Plata con el Araberri y ascendimos. El secreto era que teníamos una química increíble y todos éramos importantes.
-¿Lo dice porque en sus dos años en LEB Oro no se ha sentido importante?
-Ha sido diferente. Igual no como te lo imaginas. En esta categoría hay que hacerse un hueco ante estrellas. El primero fue un poco más de adaptación y en este he intentado reivindicarme y buscar minutos, pero no he disfrutado de mucho tiempo en pista. Ha sido un camino largo.
-¿Qué ocurre con el reparto de minutos entre los jugadores alaveses en el Araberri?
-No sé. Igual desde fuera se puede ver que no tenemos nivel para esta categoría. Pero no será por trabajo porque nos hemos vaciado. Lo de los minutos no sabes nunca. Según la idea del entrenador o la competencia en el mismo puesto para hacerte con esos minutos. Reconozco que dejé de sentirme ese jugador de años atrás. Creí que era peor de lo que era por esa falta de confianza. Quizás los entrenadores de la etapa en LEB Oro consideraron que no llegábamos al nivel para competir aquí. Hablo por los casos de Martín Buesa y yo, ya que Iñigo Agirre y Asier Gordo este año vinieron a apoyar y ayudar en los entrenamientos. Me voy con la pena de no haberme podido reivindicar en esta categoría. Espero que Martín pueda hacerlo la próxima temporada porque su trabajo y talento le avalan.
-¿Su problema ha sido la tremenda competencia en los puestos de base y escolta?
-Sí, probablemente. Desde luego que para nada me comparo con Wintering que es un jugador de otra dimensión. Yo no tengo ni su velocidad ni su talento. Es un base increíble. Es imposible defenderle. Tengo la cadera para operar (risas).
-Dos años en LEB Oro con jugadores que han dado espectáculo y siendo la revelación con el menor presupuesto. ¿Cómo lo explica?
-Siempre diré que el gran culpable es Asier Alonso, el director deportivo que ha tenido el buen ojo para traer jugadores de mucha calidad como Hearts, Berhanemeskel o Alvarado, o esta temporada con Deep, Edwards y Wintering, han sido unos descubrimientos de quitarse el sombrero y los que nos ha dado esos éxitos a pesar de ser novatos.
-Tengo que preguntarle por la marcha del Araberri de siete entrenadores de la cantera y el cruce de acusaciones por ambas partes…
-No voy a entrar en ese tema. Tengo mi opinión y conozco a nivel interno cómo han funcionado las cosas, pero quiero marcharme de manera tranquila, sin polémicas.
-¿No es un poco prematuro retirarse con 25 años?
-Bueno, por desgracia, la situación de la federación española es lamentable. Creo que hay que darle una vuelta a cómo se trata a los jugadores de baloncesto, sobre todo en cuanto a salarios, que ni siquiera te puedes comparar con jugadores de algunos equipos de Tercera División. No hay un salario mínimo. Es triste que en una competición que te exige ser profesional al cien por cien no puedas vivir de ello y tengas que ser camarero o hacer horas para sumar otros sueldos. Esta situación no la voy a cambiar yo, pero es muy triste que haya gente que se despida del baloncesto porque no lo ven como un medio de vida. Yo he encontrado un trabajo normal, en una oficina con un sueldo normal. Renuncio al baloncesto porque no me da para vivir y también porque tengo un compromiso personal muy grande. Mi novia Arantxa y yo nos hemos comprado una casa y queremos tener familia, queremos tener tiempo para nosotros.
-Por eso, tan pronto le veíamos en Mendizorroza anotando canastas como horas más tarde pinchando música en una discoteca.
-Fijate qué imagen, el barman que sirve copas pero que antes viene de jugar al baloncesto. He hecho de todo. He pinchado música, he sido camarero de noche, también de día. Estuve de repartidor para hospitales, pero tampoco lo pude compatibilizar porque en el club me pedían plena dedicación y disponibilidad.
-¿Ha tenido ofertas?
-Sí. En Navidad tuve la opción de irme a un equipo de EBA donde me prometían minutos, pero el Araberri desestimó la oferta y me tuve que quedar. Tengo que decir que la oferta económica era buena. Todo eran pros, pero no pude salir.
-¿Jugará el Araberri en LEB Oro por tercer año consecutivo?
-Espero que no haya otro verano como los dos últimos, con tanta confusión e incertidumbre. Confío en que salga el equipo y que continúe Martín Buesa como capitán.
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