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De fondo se oye a un grupo eufórico. «Campeones, campeones», gritan. «Espera un momento, que no me dejan hablar», se excusa Asier García, uno de los pilares del Bidaideak, el ganador de la Euroliga 1 de la baloncesto en silla de ruedas. ... Los jugadores se muestran exultantes. Están a punto de partir en autobús desde Sheffield a Manchester, 70 kilómetros, donde cogerán un vuelo que les dejará en Madrid a eso de las 22.30 horas. Desde allí, otra vez en autocar a Bilbao. Ese es el recorrido del mejor conjunto de la segunda competición continental. «El equipo está eufórico. Es el premio a muchos años de esfuerzo y de trabajo de mucha gente. Estamos muy contentos. ¡Felices!», confiesa este bilbaíno de 37 años, internacional con España, en conversación telefónica con la web de EL CORREO desde Sheffield.
Hace un año, en Txurdinaga, salió cruz. En la última jugada, el Galatasaray condenó a los bilbaínos. Este domingo, sin embargo, el Besiktas ha intentado recortar en los últimos instantes la renta del Bilbao BSR -se han puesto a dos puntos a poco más de 21 segundos-, pero a los vizcaínos les ha salido cara (67-71). «Sabíamos que era difícil. Estamos compitiendo con los mejores equipos de Europa. Teníamos que hacer una competición casi perfecta. Confiábamos en el trabajo que hacíamos desde años atrás. Hemos creído en ello y ha venido el triunfo», subraya Asier García, sobre una escuadra que, en 2013, sufrió un cambio de rumbo. Estaba a punto de desaparecer, pero entonces Bidaideak tomó las riendas del Bilbao BSR y comenzó la reconstrucción que ya está dando sus frutos.
2018 fue el año de los subcampeonatos: de Copa, de Liga y de la Euroliga. Y 2019 arrancó con otra medalla de plata contra el Ilunión en el torneo del ko. Pero este domingo ya se ha colgado el oro. El mejor. «Es el trabajo de muchos años, de mucha gente, de seguir creyendo. Te repito, es la recompensa al trabajo de muchos años, y a las muchas decepciones que hemos sufrido», comenta el bilbaíno, que suma su primer título con su club.
Antes ya había saboreado la medalla de plata en los Juegos Paralímpicos de Río en 2016. «Aquello fue increíble, pero ya dije entonces que me debía a mi club y que tenía que intentar conseguir algo grande con este club. El equipo me dio la oportunidad -conoció la entidad gracias a un jugador cuando tenía 19 años-. Siento una felicidad máxima», confiesa.
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