Antonio Pampliega, el corresponsal de guerra que ayudó a la jugadora afgana: «Nilo me llamó desesperada. Me dijo que 'van a venir a por mí'»

La primera instrucción que recibió Nilofar fue que tenía que desplazarse al aeropuerto de Kabul con un salvoconducto. Ya en el aeródromo, los talibanes «la insultan y le dicen que tenía que irse», describe Pampliega. Pero la baloncestista había acudido al aeropuerto civil y no al militar, que era su destino para poder salir de Afganistán. Vio a soldados británicos, les enseñó los salvoconductos y pudieron entrar al aeropuerto militar, donde estuvo 48 horas «pasando mucho calor y frío». Soldados alemanes les dijeron que podían viajar a Fráncfort en un avión suyo o tenían que salir del aeropuerto. Al final localizaron a personal de la Embajada española y viajaron hasta Madrid.

Nilofar corría peligro en Afganistán porque «es mujer, capitana de la selección de baloncesto y porque ha dado muchas entrevistas, con mensajes muy claros y contundentes. Esa repercusión mediática la ha puesto en el punto de mira de los talibanes, que no tienen piedad pese a que vayan de moderados. Van a buscar a quienes les han criticado».

Pampliega espera que otras cuatro familias que él conoce puedan huir, «pero tienen que buscarse la vida para llegar al aeropuerto, tienen que llegar a la puerta».