'Queen Caitlin', la reina del deporte universitario en Estados Unidos

Poco antes del descanso de su 'senior day' (última jornada como local antes de dejar las aulas), la base de las Iowa Hawkeyes superaba la cifra de 3.667 puntos establecida por Pete Maravich hace ya 54 años. Antes del duelo contra Ohio State, el segundo mejor equipo del país este curso, necesitaba 18 puntos para alcanzar el santo grial de los récords. Se consideraba algo inalcanzable. Clark acabó con 35 para liderar la victoria por 93 a 83 de una universidad de Iowa que ahora es sexta en su división. El año pasado quedaron subcampeonas.

Es la número uno, pero lo suyo es los doses. El 22 de su camiseta, que es además su edad actual. Si fuese menor no podría presentarse al draft el próximo día 15 de abril. También es el día en el que nació: 22 de enero de 2002. Incluso el generoso guiño Gatorade a su fundación lleva los patitos. 22.000 dólares para celebrar que la sumaban a su lista de deportistas patrocinados. Sí, todavía no ha dejado la universidad y ya tiene una fundación que trabaja con niños desfavorecidos a través del deporte y la nutrición. Como la de Pau Gasol, por ejemplo.

Y es que Caitlin Clark ha ido dejando huella desde muy pequeña. Ha disparado las audiencias del deporte femenino en EE UU, por lo que Nike tampoco tardó en ficharla. Antes de empezar la Secundaria ya tenía a los Campus más prestigiosos llamando a su puerta para llevarla a estudiar con ellos. Nunca escuchó los cantos de sirena. Discreta, jamás hace una declaración fuera de tono, completó su formación en la escuela católica que eligió su madre, de origen italiano, y luego se matriculó en la universidad de Iowa (ella es Des Moines, la capital del Estado) que cuenta con una entrenadora que la podía ayudar en su desarrollo.

Dicen que su visión de juego, la habilidad para asistir a compañeras desmarcadas y un natural don para los lanzamientos de larga distancia la definen en la cancha. El triple de ocho metros es su especialidad. Verla jugar es un espectáculo que recuerda a Steph Curry.

Fuera del parquet, el dribbling es su mejor arma. Demostró cintura ante los cafres simpatizantes de MAGA (Make America Great Again) tras perder 102-85 contra Luisiana State en la final del año pasado. Angel Reese, la estrella de LSU acabó el partido señalando su dedo anular. Una celeración fea y poco respetuosa.

Venía a decir a Clark «yo tengo un anillo de campeona, tú no». Los arios seguidores de Trump se movilizaron. Ven en Caitlin a su americana prototípica. Gran jugadora de golf, su pareja es un chico -el hijo del entrenador de football de la universidad- y su raza no es la de Reese. La respuesta de Clark no se dejó esperar. «Claro que tengo algo que decirle a Angel. Es una jugadora superlativa, una gran competidora. Admiro su juego».

Clark encarna el sueño americano. Además es fan de los Kansas City Chiefs. Solo falta hacerse amiga de Taylor Swift.