Embiid, imparable con 43 puntos y 15 rebotes, parece haber superado ya las secuelas del coronavirus

Inasequibles al desaliento, en la ciudad del amor fraternal siguen confiando en que algún día volverán a dar la campanada. Tres veces han sido campeones. En el 55 (hasta el mundo era otro), en los 67 (con Chamberlain en sus filas y superando a los Celtics invencibles de Russell) y en el 83. Entonces se vengaron de los Lakers del showtime, del excelso Kareem y como no de un Magic Johnson que el curso anterior salió a jugar de pívot por la lesión de Jabbar (era el primer año en la NBA del base de la eterna sonrisa) y la armó tan gorda que al risueño rookie de Lansing le dieron el MVP de las Finales.

Desde entonces, engordar para morir. El díscolo y genial Iverson les aupó a una nueva final al comienzo de siglo. O´Neal y Kobe no permitieron que el chico de las trenzas africanas al que los dueños blancos del negocio tenían más miedo que a un 'nublao' lograra su merecido anillo. El MVP nadie pudo negárselo.

En 2013, por dejarnos ya de historietas de aficionado viejuno, los directores de los Sixers, cansados de perder, inauguraron una nueva fase. El proceso, le llamaron. Ficharon a Embiid y luego a Simmons. El propio pívot camerunés, uno de los grandes bocazas del campeonato, adoptó como apodo lo del The Process. Era una forma de prometer a una afición siempre fiel que llevaría un nuevo título. En algún momento. Y en eso están.

Pero el año 2021 no empezó bien. Igual de mal que han acabado los anteriores. Los Sixers prometen pero a la hora de confirmar, pinchan. Quizá porque su base australiano se arruga en esos minutos decisivos.

Anoche demostraron que tenerle apartado del juego y pasarle todos los balones importantes a Embiid podría ser el camino. Su actuación contra los Hornets (plagados de bajas, dicho sea de paso) es antológica. Los 43 puntos (9 de los 12 de los de Filadelfia en los 8 últimos minutos del partido, prórroga incluida) están al alcance de todos. Los firmó con un 75% de acierto en el tiro. Algo que, acompañado de 15 o más rebotes no hacía nadie en la franquicia de Pensilvania desde hace dos décadas. En la liga, son los registros de Antetokounmpo. Pocos más pueden aspirar a eso.

Lo mejor es que el dominio de las zonas de Embiid (18 puntos en la pintura, jugando al poste bajo) le dieron la victoria a su equipo. 127 - 124.

Lo importante, lo único importante, es que el africano parece ya completamente recuperado de la Covid-19. La semana pasada pedía disculpas públicas porque no estaba rindiendo como se esperaba de él, desde que regresó de la baja médica y la cuarentena por haber dado positivo en coronavirus. «No es una excusa, no puede serlo, pero está claro que voy a necesitar algo de tiempo para ser el de siempre», dijo.

Un mensaje esperanzador, en realidad. Días atrás, en una entrevista, al ser cuestionado sobre cómo le había afectado la enfermedad llegó a reconocer públicamente que lo que tantos miles de personas, las afortunadas, han sentido el último año y medio en todo el mundo. «Fue muy duro. En ocasiones llegué a pensar que no lo podría superar, que no lo conseguiría».