La NBA bendice la metamorfosis de Nikola Jokic como MVP de la temporada

Jokic se presentó al Draft en 2014 y fue escogido por los Denver Nuggets en el puesto 41. En una de las noches más importantes en la vida de los baloncestistas estadounidenses, el mago de Sombor dormía en su casa de Serbia. Como si con él no fuera la cosa. «Ni siquiera pensé en estar en la NBA cuando comencé a jugar baloncesto en casa», recordó Jokic poco después de que se anunciara el premio. Probó en el fútbol y el waterpolo, pero donde más destacaba era en matemáticas.

El niño que creció entre sirenas y refugios antiaéreos se destapó como un chico tranquilo que se enamoró de la serenidad que le transmitían los caballos. Sin salir de su cobijo, sus hermanos mayores le animaban a que jugara al baloncesto. Su inteligencia para leer el juego era más determinante que un físico con sobrepeso, incapaz de hacer una sola flexión. La Coca-Cola era su perdición, a la que tuvo que renunciar en su aterrizaje en la NBA.

Antes había debutado en la Euroliga con el Mega Basket, fue reclutado por el prestigioso agente Misko Raznatovic y estuvo cerca de fichar por el Barça. Las dudas se apoderaron de los técnicos de la ciudad condal en su último viaje a Belgrado y dejaron escapar al talentoso jugador serbio, con un don creativo congénito y en ciernes. Los Nuggets confiaron en él, le organizaron una dieta estricta y Jokic respondió sobre la pista.

No sin detractores. Su indolencia y condición física fue muy criticada en sus primeras temporadas, hasta que su explosión en la temporada 2018-2019 terminó por acallar a todos sus opositores. Jokic se convirtió en All-Star, debutó en play off y firmó unos números de escándalo. 20,1 puntos, 10,8 rebotes y, sorprendentemente, 7,3 asistencias. Su visión de juego desde el poste hacen del pívot un jugador diferencial.

El último gigante en ganar el MVP fue Shaquille O'Neal en el año 2000, una antítesis del mejor asistente en la pintura, junto con una asombrosa capacidad anotadora. El pívot de los Nuggets promedia esta campaña 26,4 puntos, 10,8 rebotes y 8,3 asistencias, con un 57% de acierto en tiros de campo y un 39% desde el triple. Números con los que ha superado en la votación final a Stephen Curry, que no logró meter a los Warriors en play off pese a sus 32 puntos y 42% en triples, y al camerunés Joel Embiid, que se perdió una veintena de partidos por lesión y compañero de promoción (número 3) en el Draft 2014. El puesto 15 de Antetokounmpo y Steve Nash era hasta ahora la peor posición de un jugador elegido MVP.

Jokic, que adelgazó 18 kilos durante el confinamiento, no es el jugador atlético que cualquiera espera ver en la NBA. Entrañable y con un aplio sentido del humor, cuasa furor en las redes sosciales y ha roto con cualquier estereotipo ondeando la bandera serbia, que aglutina los dos mejores galardones individuales del baloncesto mundial por primera vez en la historia. Micic, MVP de la Euroliga, y el pívot de Sombor, a sus 26 años, MVP de una NBA que se olvidó de Doncic. Cero puntos para el esloveno en primer lugar; uno para LeBron James en total Estados Unidos se ha rendido a la metamorfosis de Nikola Jokic.