Luka Doncic contra el imperio de Boston

Dicen en Estados Unidos que no hay un favorito claro en una final en la que Boston cuenta con el factor cancha. De todos modos, la unanimidad es absoluta cuando toca señalar al mejor equipo de la fase regular y de los play-off. Los Celtics han sido un escuadrón de castigo que apenas ha hecho prisioneros en sus conquistas. Terminó la liga con la friolera de 64 victorias -solo 18 derrotas- y se quedó a apenas cuatro de su plusmarca registrada en la campaña 1972-1973, cuando el conjunto en el que jugaba el mítico John Havlicek se fue hasta las 68. Luego llegaron las eliminatorias y los muchachos de Joe Mazzulla firmaron un impresionante 12-2. Solo perdieron ante Miami y Cleveland, ambas series selladas con un 4-1, mientras que dejaron en blanco a los Pacers (4-0). Con esta tarjeta de visita llegan al duelo por el título contra Dallas.

Mientras que Boston busca su 18º campeonato -llevan sin ganarlo desde 2008, cuando se impusieron a Los Lakers-, los Mavericks solo tienen uno. Lo conquistaron en 2011 gracias al baloncesto mágico de una leyenda llamada Dirk Nowitzki, sacralizada en Dallas. Pero desde hace seis años cuentan con el prodigio Doncic que expide licencias para soñar. El esloveno anota, asiste, rebotea, lidera, discute, ordena y saca de quicio a sus rivales, impotentes ante su torrente de talento y personalidad. Solo tiene 25 años -llegó a la NBA con 19-, pero en la cancha hace lo que quiere. Son sus reglas. Escoltado por un inmenso Kyrie Irving, quien por cierto busca su segundo anillo ante su exclub -se llevó el de 2016 cuando estaba con los Cavs de LeBron-, el base y también escolta es el arma principal de un Dallas que reza a su santo. «¡No puedes defenderme!», le gritó a la cara a Rudy Gobert después de clavar un triple ganador sobre la bocina. Él quiere ser la criptonita de la dinastía verde en su primera final que se decidirá en una serie al mejor d siete partidos.

Los Mavericks cerraron la fase regular con un balance de 50-32 y en los play-off eliminaron a los Clippers (4-2), Oklahoma (4-2) y Minnesota (4-1). Fue en este último cruce en el que Doncic dio rienda suelta a su 'trash talking' -lenguaje basura- con Gobert y también con el rapero Snoop Dogg, a quien espetó: «¿Quién llora ahora...?», soltó a la vez que ponía el oficio a la madre del músico. Éste estalló en carcajadas. El esloveno se estrenará en una eliminatoria por el título con unos números impresionantes: 33,9 puntos, 9,2 rebotes y 9,8 asistencias por partido. Tiene a su lado a un Irving que le sigue el paso y con el que forma una sociedad temible, dinamita pura que amenaza con estallar en la cara de los Celtics. El base de Melbourne acredita 25,6 puntos por encuentro, 5 capturas y 5,2 pases de canasta. Son la punta de lanza de un Dallas que sueña a lo grande antes de meterse en faena con el gigante verde. Un quinteto con los propios Irving y Doncic y luego Jones Jr., PJ Washington y Gafford impone mucho respeto y Boston lo tiene.

Ahora bien, Joe Mazzulla también maneja una plantilla estelar. Su cinco inicial con Jrue Holiday, Derrick White, Jaylen Brown, Jayson Tatum y Kristaps Porzingis -las últimas informaciones apuntan que el letón llega a tiempo para la final después de un mes inactivo por una lesión muscular- invita a irse a la guerra contra cualquiera. Si Doncic e Irving lideran Dallas, Brown y Tatum hacen lo propio en la franquicia de Massachusetts. Este último promedia 26,9 puntos, 8,1 rebotes y 4,9 asistencias, mientras que el georgiano acredita 23 puntos, 5,5 capturas y 3,6 asistencias. Son las dos patas principales que, junto con Porzingis, sostienen el peso de los Celtics y de su historia.

En el último enfrentamiento entre los dos finalistas celebrado en marzo, Boston trituró a Dallas (138-110). Su poderío ofensivo precisa de una defensa perfecta para que pierda efectividad. También fue mejor en enero, con un 119-110. «Ganaremos... si jugamos mejor que los Celtics. Son el mejor equipo y tienen armas increíbles. La defensa será la clave», confirmó Doncic a la hora de referirse al choque contra el 17 veces campeón de la NBA. Las entradas para el duelo de esta madrugada van de los 615 euros a los 9.858. «Solo quiero jugar -añadió- y divertirme, seguir mi camino, el de Luka». El esloveno está listo para la gran batalla, en la que no quiere ser general sino soldado en la primera línea de frente.