La jornada de anoche de la NBA quedó aplazada REUTERS

El histórico boicot de la NBA contra el racismo prende la mecha en el deporte: «Estamos hartos»

Milwaukee decide no jugar contra Orlando y el resto de la jornada se suspende el último episodio de brutalidad policial en Wisconsin. El parón ha sido respaldado por deportistas de otras importantes disciplinas

Iván benito

Jueves, 27 de agosto 2020, 11:42

Jornada histórica en la NBA. Un hito. Los jugadores decidieron parar la competición y sumarse a las protestas sociales que azotan en EEUU tras el último episodio de brutalidad policial en Wisconsin contra el afroestadounidense Jacob Blake. La revuelta la iniciaron los Milwaukee Bucks, representantes ... del estado donde han comenzado las últimas protestas. «Estamos cansados de los asesinatos y la injusticia», manifestaba el base George Hill en el comunicado de la plantilla. Su equipo estaba encerrado en los vestuarios y no estaban dispuestos a salir a jugar.

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«A pesar de la sobrecogedora petición de cambio, no ha habido acción, por lo que nuestra atención hoy no puede estar en el baloncesto», continuaba Hill. A su derecha se encontraba Sterling Brown, un jugador al que la policía tumbó en el suelo usando una pistola láser y un agente le puso la rodilla en la nuca tras aparcar en una plaza de minusválidos en 2018. «Pedimos justicia para Jacob Blake y que los oficiales rindan cuentas. Animamos a todos los ciudadanos a formarse a sí mismos, llevar a cabo pacíficas y responsables acciones y les recordamos que voten el próximo 3 de noviembre», sentenciaban.

La repercusión de este plantón convertido en huelga ha sido abismal y ha sido respaldado por los deportistas de algunas de las disciplinas deportivas más importantes en Estados Unidos. Ha traspasado el mundo de la canasta. Las mujeres de la WNBA se sumaban a la protesta, lo mismo que la MLB de béisbol y la NHL de hockey. Naomi Osaka renunciaba a jugar la semifinal del torneo de tenis de Cincinnati, que también ha aplazado su jornada. El deporte americano se unía al boicot entendiendo que ahora tienen otras prioridades.

Sobre la pista reinaba un ambiente sobrecogedor. Allí calentaban los rivales de los Bucks, los Magic, que a escasos cuatro minutos de la hora en la que debía comenzar el partido decidieron salir de la cancha. El boicot era real. Los jugadores de Milwaukee se plantaban, no querían jugar, hartos de la violencia policial y los casos de disparos de agentes sobre ciudadanos negros que jugadores de la NBA también han sufrido. Al poco, el equipo de Orlando y el propietario de los Bucks apoyaban la decisión.

Los Bucks fueron los primeros que se negaron a jugar REUTERS

En el ambiente ya se barruntaba algo. Los playoffs que se están disputando en la burbuja de DisneyWorld están muy marcados por el movimiento Black Lives Matter, en auge tras el asesinato de George Floyd a manos de la policía, al que ahora se une un nuevo crimen que ha indignado aún más a los jugadores de la NBA. Frustración al ver que sus actos en la burbuja estaban cayendo en saco roto.

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Todo apuntaba a que el inicio de los boicots serían hoy en el Celtics-Raptors, que ya se habían mostrado a favor de plantarse. Van Vleet y Tatum fueron muy contundentes en la previa. «Sé que muchos tipos han pensado sobre volver a casa. Ser un hombre negro en América es más importante de lo que hago sobre la pista», declaró el alero.

Sin embargo, todo se precipitó anoche. Tras el plantón de los Bucks, llegó una cascada de reacciones. Fueron muchos los jugadores que se manifestaron a favor del plantón. Pau Gasol, Donovan Mitchell, Derozan… y por supuesto, Lebron James. «¡Que le jodan a este hombre! Reclamamos cambio. Harto de esto», decía el tuit de la estrella de los Lakers.

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Mientras tanto, cosas del destino, los archienemigos Russel Westbrook y Chris Paul se reunían para pactar un boicot en el Rockets-Thunder que debía disputarse a continuación. Los propietarios de la NBA lo hacían por su cuenta. La jugada les había pillado con el pie cambiado. No lo esperaban, pero estaban obligados a tomar decisiones. A los pocos minutos, la entidad que dirige Adam Silver emitía un comunicado haciendo oficial el aplazamiento de los tres partidos de la jornada.

Lakers y Clippers quieren marcharse

Para encontrar un antecedente de estas acciones hay que remontarse a 1961 cuando Bill Russell, uno de los mejores jugadores de la historia, y varios compañeros afroestadounidenses de los Boston Celtics se negaron a disputar un partido de pretemporada en Lexington (Kentucky) después de que se les negara el servicio en un restaurante. «Exigimos cambio. Estamos hartos de esto», escribió en Twitter LeBron James, poco después del plantón de los Bucks.

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La tormenta anunciada no había hecho más que comenzar. Los jugadores se reunieron sobre las 2 de la mañana. Según el periodista Marc J. Spears, conectaron en una videollamada con los familiares de Jakob Blake, en estado crítico tras ser disparado en siete ocasiones por las fuerzas del orden.

Dichosa la tecnología, el audio falló y los familiares tan solo permanecieron escuchando lo que hablaban los jugadores. Hubo diferentes posturas. Los hay que quieren retomar la competición por temor a las consecuencias económicas donde no todos reciben 7 millones anuales, el salario medio. En el otro lado, Lakers y Clippers. Los equipos de Los Ángeles votaron a favor de dejar de jugar y abandonar la burbuja de Orlando.

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La posibilidad de cancelar la temporada es real. A las 5 de esta tarde se retoman las conversaciones. En ellas estarán los propietarios de las franquicias, que hace unos meses acordaron invertir unos 300 millones durante la próxima década para promover la movilización económica de las comunidades afroamericanas. Insuficiente de cara a los jugadores.

El que no estará será Damian Lillard. Los Blazers anunciaron en medio de la tormenta, ya convertida en tsunami, que su estrella regresaría a Portland para tratarse allí su lesión en la rodilla derecha. Quizás un buen termómetro de lo que está por venir o tal vez una pura decisión médica. Lo que es seguro es que esta generación ha decidido dar un paso al frente, desinflando la 'burbuja' que hasta ahora ha separado a los deportistas de élite del resto del mundo.

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Como muchos reclamaban y pocos se habían atrevido a hacer, los jugadores de la NBA han decidido apostar por el deporte como reflejo de la sociedad y movimiento del cambio. Lo resumió perfectamente en redes sociales el veterano de los Lakers JR Smith. «¿No queréis escucharnos? Ahora tampoco podréis vernos». El baloncesto se aparta del foco y prende la mecha en el deporte.

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