sergio eguía
Sábado, 15 de agosto 2020, 01:18
Muera el romanticismo. El baloncesto profesional es tan cruel que ni ganando todos los partidos se evita la eliminación. Lo saben bien los Suns, 8-0 en la burbuja, que cuentan todos sus partidos por victoria y ni así han logrado entrar en los play- ... off. Tampoco en esa eliminatoria exprés, llamada play-in, entre octavo y noveno, si están empatados.
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Viva el romanticismo, la épica y los locos bajitos jugones. Damian Lillard es la otra cara de la moneda con la que el macabro destino ha pagado su osadía a Devin Booker y Ricky Rubio. Phoenix está fuera pero Portland sigue. Un baile más para los Blazer, que han logrado resucitar a Carmelo Anthony y que con McCollum, Nurkic, Collins, Whiteside, Ariza... son el coco al que nadie quiere ver en las eliminatorias por el título. Y nadie significa los Lakers, que son el único equipo que no conoce aún su rival en primera ronda ya que saldrá del play-in entre Portland y Memphis. Los Grizzlies ganaron a los Bucks (de semivacaciones, como los de LeBron, desde que aseguraron la primera plaza en su conferencia) y se quedaban con el noveno puesto, con el mismo récord que Phoenix. También es cierto que Dallas, el rival de los de Arizona, le puso las mismas ganas al partido que Belén Esteban a una ecuación de segundo grado.
Se acaba el extraño cierre de liga regular y llegan los play-off. La burbuja continúa, aunque pueden entrar los familiares, pero la competición vuelve a su esquema habitual. Ocho equipos con conferencia, eliminatorias al mejor de siete encuentros y la gran final Este contra Oeste, desde el 20 de septiembre. Falta por saberse si los Lakers, máximos favoritos, se miden a Portland o Memphis. Blazers y Grizzlies tiene que jugar el play-in. Un partido. Si ganan lo de Oregon, se acaba. Si pierden, otro encuentro. Por lo demás, el destino ha marcado un siempre morboso Celtics-Sixers, de claro color verde por las lesiones. En el Oeste, no se pierdan el Thunders Rockets. Saltarán chispas.
No le pasó lo mismo, sin embargo, a Portland. Los Nets no vaguearon y completaron un encuentro más que digno. Nada les libra de enfrentarse a los Raptos de Gasol en el play-off que empieza el lunes, pero obligaron a una nueva exhibición de Damian Lillard. 42 puntos y 12 asistencias, virtual MVP de la burbuja en la que debe ser una reñida decisión contra Booker.
Tercer encuentro por encima de los 40 puntos y 10 asistencias. Tercera victoria por menos de 5 puntos. La santísima trinidad, tras los 51 tantos a Filadelfia y los 61 a Dallas, de un tipo de otra época, un gladiador, un romántico que no abandona su club por amor a los colores, aunque otras franquicias podrían pagarle bastante más de los 29,8 millones de dólares que le dan. Tampoco duda en llamar mercenarios a la cara a los que cambian de franquicia.
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Gloria a Lillard que regaló dos jugadas que ya son historia de la NBA. La primera a 10 minutos del final, cuando perdían 100- 107 y todo estaba bastante más que negro. Se para en el logo, en el círculo central –sí, la defensa todavía está pensando qué hace– y la enchufa desde ahí. 103-107 y toque de corneta a sus huestes. «Hoy ganamos».
En tres minutos, dos triples más tarde, ponía el 117-116. Todavía quedaba demasiado. De hecho los de Brooklyn se fueron otra vez. 119-124. Entonces, el 'Dame Time' duró todo el cuarto, asiste a Carmelo para el catch and shot. Solo 9 puntos del vasco Iriarte en esta ocasión, pero suficientes para neutralizar a los neoyorquinos y que Lilliard completara el trabajo con una segunda jugada de antología.
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Iban 132-130. Balón para los Nets. 1' 47'' por jugarse. El base de Portland deja pasar intencionadamente a su par, el inspirado Caris LeVert (37 puntos, 9 asistencias, 6 rebotes) al que había subido a presionar a campo contrario. El organizador de Columbus se confía, pica y avanza. Lillard aparece por su espalda, felino. Se lanza en plancha y le roba el balón de a mano. Los Nets estaban acabados.
Como lo estaban los Suns, a su pesar. Los 27 puntos de Booker (venía de tres noches seguidas de hacer 35) no sirven ya. El espectáculo que cada noche de burbuja ha ofrecido Ricky Rubio se perderá como lágrimas en la lluvia. Necesitaban la derrota de los Blazers. Lillard va ahora a por LeBron.
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