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Urgente Grandes retenciones en la A-8 y el Txorierri, sentido Cantabria, por la avería de un camión

El balance de España en el Mundial alcanza la nota de sobresaliente al margen del eterno nudo y favorable desenlace de la semifinal contra Australia. Por cierto, ninguna broma porque asegura una medalla para seguir cosechando premios después de labrar tantos años, y ... bien, la cancha. O la dejaba a merced del aire dominical en la lucha por el bronce. Pero una vez más la fe, el gen competitivo de este grupo y la resurrección, por fin, de Gasol II El Emperador pudieron con la dureza de una Australia muy dura y bien trabajada a los mandos de un base de corta estatura y alta graduación (Mills), la sangría del rebote defensivo (Kay) y unos ataques hasta el descanso semejantes a un parto sin epidural. Antes de empezar el torneo creo que la mayoría de los seguidores hubiésemos partido nuestras dentaduras con un canto rodado si el equipo de Sergio Scariolo alcanzaba los cuartos de final y enarbolaba la bandera blanca a esa altura del camino con las botas puestas y la mandíbula alzada.

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