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Ningún reproche a la selección española de baloncesto. Ha llegado al final sin perder un gramo de dignidad. El Mundial pone punto final a un largo camino de éxitos que comenzó en el lejano 2001 en Turquía. España era bronce europeo contra pronóstico y debutando ... Pau Gasol y Navarro como estrellas. El entrenador, el malogrado Javier Imbroda. La lista de seleccionadores es larga: Mario Pesquera, Pepu Hernández, Aíto (interinamente, plata en la Olimpiada de Pekín), Sergio Scariolo durante cuatro cursos, Orenga y a partir de 2015 de nuevo Scariolo hasta el día de hoy. Todos cogieron medallas. A pesar de sus éxitos me atrevo a decir que ninguno, en sus largas carreras en diferentes clubes, ha mejorado sus actuaciones con la selección. Valga esta reflexión como muestra del enorme talento que han tenido esos tipos, generalmente más débiles, poseedores de una autoestima desbordante.
Ver ayer a Rudy Fernández, último exponente del grupo que se acaba, asemejándose a un Magallanes que veía cómo la nave no daba más mientras él seguía creyendo. La derrota pudo ser victoria y la nave se hubiera acercado a unas metas imposibles, hoy inalcanzables. Momento duro para un deporte que ha sido durante muchos años ejemplo de bien jugar. No es menosprecio, estos últimos gladiadores trabajan los partidos, los anteriores se divertían.
El futuro se barrunta complicado por lo alto que está el listón. Las nuevas generaciones son ilusionantes, jugadores para crear una nueva familia los hay, pero las circunstancias son muy diferentes. En un futuro inmediato no menos de cinco baloncestistas jugarán fuera de nuestro país. Estarán habituados a otro baloncesto -ya se ha visto el caso de Aldama, cuyo ritmo es diferente al nuestro-. Sospecho que Núñez no pisará la ACB nunca. Qué fracaso tan grande del Real Madrid no sabiendo valorarle y qué perjuicio para nuestro deporte. En Estados Unidos están ya algunos de nuevos alevines. Mara, un zaragozano que se ha ido a UCLA, podía haber sido el heredero directo de Pau Gasol. Cuantos más jugadores no sepan jugar a la pocha y estén fuera de ACB o como mínimo de Euroliga, más le costará a Scariolo formar un equipo compacto. Leo las pasadas declaraciones de Rudy estimulando a su compañeros y se confirma el axioma: en los buenos equipos los jugadores piensan solos y razonan en grupo. Ese es el reto futuro.
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