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Cada vez que España logra una gesta me vienen a la memoria chispazos entre bambalinas, vivencias, situaciones presenciadas desde el Eurobasket de Polonia en 2009 hasta los de Lituania y Eslovenia, pasando por el Mundial de Turquía. La intrahistoria de una selección que ha desarrollado ... inverosímiles mecanismos para regularse. Partiendo de la base del gran talento concentrado en la generación del 80, la mala costumbre adoptada desde que Pepu Hernández y los suyos lograron el primer oro planetario en Saitama ha relativizado cada paso de siete leguas dado en el planeta de las canastas. Y aquel primer gran hito bien pudo no existir.
Le gustaba al expresidente de la FEB, José Luis Sáez, mostrar una fotografía en su móvil para demostrarlo y contextualizar lo conseguido. «Mira», te decía dando vida al tiro de Nocioni desde la esquina derecha del ataque argentino en la semifinal del Mundial de Japón contra España. 75-74 para la otra 'Roja' y el Chapu lanzando librado para ganar y acceder a la final. El hierro del aro escupió aquel envío y dejó a la 'Dorada' petrificada y sin opción de ser campeona del mundo. Vaya equipazo tenían los sudamericanos... como el de España. Y es cierto lo que decía el mandatario federativo. Si ese remite de Nocioni hubiera pasado por el aro quizá en el guion que hemos memorizado con placer habría estado escaso de perdices.
Por el camino, campeonatos, títulos, rencillas, tensión y, casi siempre cuando la cuerda más que apretar ahogaba, talento a mansalva para que los informadores nos lleváramos el zasca indisimulado de aquellas estrellas, que contestaban la justa crítica recibida, cuando no habían estado acertados o disciplinados, con comentarios de soberbia en bruto camino del vestuario después de haber pasado por la piedra a la Francia de turno en los cruces. Y apuntándonos, para que nadie dejara de darse por aludido. Hasta esos momentos estaban bien, eran historia.
Conectar los dos Mundiales conquistados da vértigo. Aquel de Japón se fraguó ante selecciones que para recitar su plantilla había que ponerse en pie en señal de sumo respeto: los Diamantidis, Papadopoulos, Spanoulis o Papaloukas en el bando griego que acabó con LeBron James, Carmelo Anthony y compañía en el sopapo más sonoro que han encajado los estadounidenses en una Copa del Mundo. Hablar de Argentina era hacerlo de Ginóbili, Nocioni, Scola, Oberto, Prigioni o Delfino. ¿Y España? Elijan si había gente de relleno entre Calderón, Chacho Rodríguez, Cabezas, Navarro, Berni Rodríguez, Rudy, Jiménez, Mumbrú, Garbajosa, Reyes y los hermanos Gasol.
En China los quilates han parecido brillar de otro modo a aquellas joyas. Comparar es un ejercicio odioso, pero no implica mermar valores, méritos y trabajo. Suscritas las palabras de Popovic cuando no puso excusas ni añoró a ningún astro de la NBA para justificar que Francia le pintara la cara a su combinado de Estados Unidos. Pero la confianza en que Scariolo lograra un producto estrella con lo que llevaba no iba incluida en su equipaje de mano. Gran gestor de egos, el italiano se topó cuando se imaginaba un equipo modélico con la baja por lesión de su icono Pau Gasol y la renuncia voluntaria del Chacho Rodríguez y de sus naturalizados, Mirotic e Ibaka.
Por mucho bombo que se le haya querido dar a la chapuza de las ventanas FIBA y la implicación de los jugadores que van en la cara B del disco del basket español, el roster que definió no soporta el pulso libra a libra con los antecesores que abrieron camino trece años atrás. Al que muchos, equivocadamente, enterramos prematuramente tras fracasar en el Mundial de Turquía, ajusticiados por un balón final de Teodosic que les impidió tocar pelo, algo a lo que no estaban acostumbrados. El esqueleto actual, poderoso. Sin duda. Ricky Rubio, Llull, Rudy y un Marc Gasol que ha soportado una temporada en la que ha jugado 115 partidos, siendo el gran artífice del título, por encima del más efectista y premiado base de El Masnou. Luego la nómina se humaniza con buenos jugadores, sin galones en sus equipos, como Ribas, Claver y los Hernangómez. Oriola, que cinco años atrás militaba en el Peñas de Huesca, es campeón del mundo. Como nuestro recordado Colom, Rabaseda o Beirán. Justo, nadie lo niega. Pero no parece lo mismo.
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