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Se inicia un Eurobasket de 24 selecciones, divididas en cuatro grupos que se distribuyen en otros tantos países: Alemania ,Chequia, Georgia e Italia. Formato de carácter político, en el ánimo loable de estimular a pequeños países premiándoles con unos partidos en el ámbito internacional. Montenegro, ... valga como ejemplo, con poco mas de 600.000 habitantes vivirá la gran experiencia.
Después, ya en Berlín, se reunirán las mejores 16 selecciones para dilucidar el presente del baloncesto europeo. El atractivo mayor es indudablemente ver a las grandes estrellas NBA jugando con sus países, con motivaciones más emocionales que económicas, rodeados de otros jugadores con los que convivieron en una larga etapa de formación. Antetokounmpo, Doncic, Sabonis o Jokic lideran el grupito de estrellas que, dispersas en diferentes países, a buen seguro nos darán una fase final formidable. Consideren que una selección de los mejores europeos podría formar un equipo que lucharía por los mejores puestos en la NBA.
Nuestros representantes ya no están para grandes metas. Solo queda la tradición de haber sido cabeza de león, y eso vale mucho. Lo que se espera de nuestro grupo es llegar a cuartos y habrán cumplido. Con esa humildad se postula 'LA FAMILIA'. También tengo la creencia de que en ese cruce ningún equipo deseará tener a los nuestros enfrente. Por lo visto en los partidos de preparación, Scariolo pretende las sorpresas desde una férrea defensa, de la que el baloncesto español es vanguardia.
Entristece un poco el lenguaje pesimista tanto de los medios como de los pronosticadores. La FIBA hace un pronostico que denomina 'Power ranking' en el que sitúa a España en séptima posición detrás de Eslovenia, Francia, Grecia, Lituania, Serbia y Turquía. Acepto este pronóstico desde los algoritmos, no desde una visión emocional. Quiero creer que nuestros jugadores, después de tantos años de visualizar a los que maravillaron al mundo, sean capaces de sacudirse cierta mediocridad.
La diferencia mayor entre las nuevas generaciones y aquellos es la falta de liderazgo ofensivo, el miedo al error, la falta de capacidad individual para la toma de decisiones arriesgadas. Nuestros mejores de hoy son inconsistentes, tienen partidos en los que deslumbran pero de repente se apagan. Solo pondré dos ejemplos de jugadores capaces de tomar los riesgos que tomaban sus predecesores y que no lo hacen: Brizuela y Juancho Hernangómez. Tienen la clase, la alegría natural del saber jugar, pero no desarrollan la consistencia necesaria. Por último, el buen aficionado debe contemplar este europeo como la gran oportunidad de ver a los mejores jugadores europeos jugando con nuestras reglas.
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