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Euromillones de mi vida. Este viernes, sí, este viernes.... ¿Cuánto es el bote? Da lo mismo. Solo queremos 25 millones de euros. Es lo que pide Dimitris Giannakopoulos para traspasar el Panathinaikos. Sí el club verde de Atenas, el gigante que dominó la Euroliga la ... pasada década de la manos de Zeljko Obradovic y la divina zurda de Diamantidis.
El díscolo heredero se rinde tras ocho años de desmanes, insultos, acumulación de multas y, por qué no decirlo, fracasos. «Mi ciclo en el Panathinaikos ha terminado de manera irrevocable», sentenció Giannakopoulos en una rueda de prensa en la que se le vio visiblemente emocionado. «Me voy con la cabeza alta, sabiendo que hemos puesto los cimientos del mejor equipo en la historia del deporte griego».
No mentía, del todo. Las bases de lo que llegaron a ser los del OAKA la pusieron su padre y su tío, fallecido el año pasado. Se hicieron con las riendas en 1987. Mientras el se dedicaba a cerrar discotecas (por la mañana, no es que las arruinar, sino lo contrario) y a disfrutar como el playboy en el que por fortuna y hábitos se vio convertido. Es el heredero del gigante farmacéutico heleno Vianex.
Y con el músculo de la empresa se sostuvo aquel Panathinaikos glorioso que ha terminado en errático enfermo crónico. Dice el polémico dirigente que él ha invertido más de 63 millones de euros en las ocho campañas en las que lleva al frente. Justo antes de su llegada, en 2011, ganaron la Euroliga por última vez. Ahí llegaron dos victorias seguidas de Olympiacos, el eterno rival, y la debacle. Y claro que en Grecia han seguido dominando, sobre todo en la etapa de Xavi Pascual como entrenador. Pero el brillante trébol que dominó el continente hace tiempo que se marchitó al grito de «puta Euroliga» y «mafia», las dos expresiones favoritas de Giannakopoulos para hablar de Bertomeu.
En total, su familia ha invertido más de 300 millones en el club desde que su padre Pavlos lo adquirió en 1987. «La gente está descontenta porque no hemos conseguido alcanzar la Final Four durante estos años. El problema no es que no hayamos ido, sino que no nos han dejado llegar hasta allí», afirmó el dueño del club, en referencia al arbitraje europeo, otra de sus obsesiones
Y señala el camino para quién le compre el juguete roto. «La BCL (Basketball Champions League) y la FIBA están preparadas para superar a la Euroliga».
La buena noticia, para el que tenga mucha pasta y no quiera el club, es que puede comprarlo por partes. Parece cantada la marcha de jugadores estadounidenses con contrato como DeShaun Thomas o Jimmer Fredette pero sobre todo, el posible fichaje por el FC Barcelona del buque insignia del equipo, el base Nick Calathes. Entre las opciones que ya se barajan para sustituirle está la de incorporar a Lorenzo Brown desde el Estrella Roja de Belgrado, que ya ha cerrado la contratación de Sasa Obradovic como entrenador.
Lo que sí es oficial (salvo sorpresón) es que el nuevo proyecto del Panathinaikos para la próxima temporada estará comandado en los banquillos por el griego Yorgos Vovoras como entrenador principal. Vovoras, que fue asistente, entre otros, de Xavi Pascual y Rick Pitino, lleva en la disciplina del conjunto verde desde 2016, tras una primera etapa en el mismo puesto entre 2012 y 2014.
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