El Buesa Arena aprueba con nota

Los que conocen bien la cancha, los habituales, se sorprendieron, lógicamente, por el cambio de decorado. Todo nuevo, todo de Euroliga. Un trabajo de semanas para acondicionar el coliseo, que antes del miércoles tiene que volver a ser la casa del Baskonia. Esta próxima noche se trabajará hasta las seis de la mañana para retirar los enseres que trajo el invitado continental. El Buesa ha sido el Buesa durante tres días sin ser el Buesa, aprobando con nota alta un examen muy exigente que nunca antes había pasado.

Bajo la cúpula de Zurbano quedó claro que Vitoria está lista para el reto de albergar el mejor baloncesto del continente cuando sea, con lo que eso significa. Todo es más grande, hay más periodistas, más invitados, más aficionados -no porque esta cancha sea de las que no se llena- y más ojos pendientes de señalar pequeñas taras.

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Quizás con un clima más propio de mayo, las carpas adosadas al edificio, convertidas en espacios auxiliares, habrían sido vistas como una de las mayores genialidades de la cita. Pero cuando casi está a punto de nevar, poco se puede hacer.

Los aficionados de los cuatro equipos finalistas montaron una buena fiesta en la grada. Los turcos son más de pitar al contrario que de cantar. Y los rusos, fríos. La calidez, cercanía y calidad con las que se les han recibido la recordarán a buen seguro. Ni un solo incidente más allá de algún borracho anecdótico y los insultos a Ataman.