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Roberto Arrillaga
Miércoles, 9 de enero 2019, 01:16
El Club Deportivo Vitoria de baloncesto siempre ha estado ahí. Perenne desde 1952. Dispuesto y entregado. Pero nunca en la máxima división. Y a punto estuvo tanto en chicos como en féminas. Antes, volvamos por un momento a 1945. Sólo dos equipos habitaban ... el balompié alavés: el Deportivo Alavés en Tercera y el Club Deportivo Villosa, el de la empresa Vidrieras de Llodio S.A., que jugaba en la Regional vizcaína. Muy poco fútbol para la enorme afición alavesa. Por ello, entre asociaciones, clubes y empresas se organizaron para dar forma al primer campeonato aficionado de la provincia. Fútbol de Sobremesa (Sanchiz Bueno), Instituto Nacional de Previsión, Sierras Alavesas, Atlético Vitoria, Álava, Norte, Kirola, Racing de Educación y Descanso y Armentia y Corres, fueron los equipos pioneros. De entre ellos destacó el Armentia y Corres. El equipo de la fábrica ubicada en la hoy Avenida de Gasteiz creció tanto que trascendió a la propia empresa. En tres años ascendió a Regional como una organización independiente. En concreto, a Regional guipuzcoana porque Álava carecía de federación propia. Aquel hito imponía un nuevo nombre. Uno que no dejara lugar a dudas sobre la procedencia del equipo y dado que ya había un Club Deportivo Alavés, alguien acertó a dar a luz al Club Deportivo Vitoria.
En julio de 1951 llegan a Vitoria desde Valladolid los hermanos Llano: Jesús, Pacho y Antonio. Jesús, el mayor, era un enorme deportista multidisciplinar. Bueno en todo. En lo que respecta al baloncesto se acaba de proclamar campeón de España escolar con el Lourdes de Valladolid siendo el máximo anotador. Los otros dos hermanos, mellizos pero totalmente diferentes, también jugaban. No a ese nivel, pero con una categoría superior a la alavesa. Igual que los Varela unos años antes, los Llano tenían ganas de baloncesto, aunque no podían jugar porque no había actividad alguna en Álava debido a la inactividad de la federación. En verano de 1952, los hermanos Llano acuden al Club Deportivo Vitoria. Era la referencia de los clubes aficionados de la ciudad, incluso organizaba la liga de fútbol aficionado. Propusieron un equipo de baloncesto, ellos se encargarían de todo. Pacho, que estudiaba en San José, reclutó a varios alumnos como Bazán, Escurra, Cobas y Guereñu, que con Aldama y Molinuevo formaron un muy buen equipo. Se encargaron hasta del uniforme, recuerda Jesús Llano: «Era negro con las estrellitas que tanto le gustaban a Pacho y que cosimos en casa. Una gozada, sin entrenador, ni delegado, ni nada... Ganamos de largo el campeonato a pesar de que Antón y yo solo jugamos cuatro partidos sueltos, pero Pacho y sus amigos dieron buena cuenta de todos los rivales».
Merced al título, el Vitoria se convirtió en el primer equipo alavés en disputar un sector, en Salamanca, de la Federación Española de Baloncesto. Con Ángel Zaldívar como el entrenador y Máximo García en representación del club, los vitorianistas acudieron sin Jesús Llano, que ya había pactado no viajar con el equipo, aunque reforzados con Miguel Merino, del Infantes, y Carlos Varela, del Deportivo Alavés. Disputaron tres partidos. Pacho Llano estuvo soberbio en el duelo inaugural con 31 puntos, pero el equipo acabó perdiendo (50-42) frente al Campo de Tiro de Salamanca. El Bosco de Vigo también superó a los vitorianistas y en la última jornada frente al Atlético Sanidad no queda claro lo que ocurrió. El diario Pensamiento Alavés reflejó la victoria burgalesa por 40 a 35, mientras que el libro sobre la historia del baloncesto burgalés de Juan Manuel Crespo recoge que el Vitoria ganó por 42 a 50. Fuera como fuese, allí finalizó la primera salida del baloncesto alavés fuera de su territorio.
Desde entonces, el CD Vitoria ha sido habitual en el campeonato provincial. Siempre ahí, pugnando por estar arriba. Primero contra el Philips y después frente al Vasconia. Tras los Llano, llegaron los Elejalde, cinco, un equipo completo. Gran labor la suya, sobre todo en afición e ilusión. Especialmente Vicente Elejalde, jugador, entrenador, directivo y dinamizador de la entidad y en general del baloncesto alavés. Fue en la temporada 59-60 cuando la Federación Española extendió una invitación a la Alavesa para participar en la Primera División (LEB Oro). Un caramelo que se complicó. El campeón de liga, el Philips, se acaba de disolver a lo que se añadía la necesidad económica de un potente patrocinador para tamaña competición. Se ofreció la plaza al Imosa, el equipo de la DKW Nein. ¿Quién estaría dispuesto? El perenne CD Vitoria dio un paso al frente. Seleccionó a los mejores jugadores y puso a Xabier Añua al frente del equipo. La aventura no duró demasiado. Llegó hasta donde lo hizo el dinero y cuando a punto estuvieron de alcanzar la cima, fueron relevados por el Natación Vitoria y después por el Kas. El Vitoria siguió vivo en la categoría provincial. Y volvió a la primera línea cuando hubo que restañar los añicos del sueño baloncestista alavés que el Kas rompió al marcharse a Bilbao en 1968. Vitoria y Vasconia lucharon por ser el buque insignia provincial; pero eso es otra historia…
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