![El equipo de Euskadi](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/201904/30/media/cortadas/baskonia-camisetas-kgPB-U8085857199kOE-624x385@El%20Correo.jpg)
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En la pared de una de las estancias menos frecuentadas del Buesa cuelga una foto en blanco y negro. Se trata de un recuerdo que el club lleva con orgullo. En la instantánea aparece la plantilla baskonista de la temporada 1976-77 sosteniendo una ... enorme ikurriña. En la comprometida foto aparecen Goyo, Garayalde, Querejeta, Luquero, Howland, Junguitu, Laso, Segurola, Capetillo, Cengotitabengoa y Pinedo en Mendizorroza. Por entonces, en el País Vasco se masticaba con dificultad la tensión política y terrorista. ¡Gora Euskadi! le enseñaron a decir a Bruce Howland, natural de Ohio, mientras vestía una camiseta con una ikurriña bordada en el pecho.
Tanto el Vasconia como Euskadi buscaban una significación, una identidad, una diferenciación. El club, con un presupuesto que rondaba los 4 millones de pesetas, se había ganado el derecho a disputar la Copa Korac, pero tuvo que renunciar. Arrastraba un déficit de 800.000 pesetas que amenazaba con enterrar la entidad. Invisibles dentro, con sólo 800 socios, e insignificantes fuera, José Luis Sánchez Erauskin se hizo cargo del club sustituyendo a José Antonio Santamaría.
Sanchón aportó otro talante al club. Crudamente directo y animoso, siempre creyó que el Vasconia no debería ser una comparsa en el baloncesto español. Deportivamente el equipo era de media tabla, pero eso no impedía al presidente reclamar a cualquier organismo cuando entendía que se estaban perjudicando los intereses del club. Si había que solicitar ser vicepresidente a la Federación Española, como lo era Raimundo Saporta del Real Madrid, se hacía. Y aunque no logró el nombramiento ni la destitución del dirigente merengue, el equipo tenía algo más de voz. Vasconia entró en la comisión de clubes que se encargaba de la retransmisiones. TVE transmitía casi todos los partido del Real Madrid, muchos al Barcelona y bastantes al Joventut y al Estudiantes. Vasconia era invisible. En todo el tiempo que llevaba el equipo en Primera división sólo apareció una vez en televisión. Sanchón dimitió haciendo ruido por la devastadora diferencia de trato.
La transición daba sus primeros pasos, pero el régimen no desapareció de inmediato ni la violencia de ETA disminuyó. A comienzos de 1976 un agente de la Guardia Civil falleció a causa de las heridas que le produjo un artefacto adosado a una Ikurriña que se disponía a retirar. El modus operandi se repitió en más ocasiones. El ministro de Interior Manuel Fraga se pronunció: «Hemos autorizado todas las banderas regionales menos la vasca porque no es una bandera regional, es una bandera separatista. Antes de permitir exhibir esa bandera, pasarán por encima de mi cadáver». Cualquier símbolo identitario vasco era considerado nacionalista o directamente etarra.
Uno de los primeros en pensar que el deporte podría aportar un nuevo escenario a la reivindicación y la expresión del sentir de los ciudadanos fue el presidente de Vasconia. Sanchón quería identificar al club con Euskadi por convicción, por geografía y para que de una vez por todas fuera popular y referente. La directiva del club acordó en agosto de 1976 sustituir la V por la B, por lo que el equipo pasó a denominarse CD Basconia. Con ello se corregía la paradoja de que un equipo vasco utilizara en su nombre una letra que no existe en el euskera. Sánchez Erauskin matiza que «no fue tanto porque la V no existiese en los escritos vascos antiguos, sino porque la B representaba con mucha mayor claridad el euskera». Además y dado que era obligado tener una segunda equipación, se decidió que la de repuesto se tiñera de verde con un ribete estrecho en rojo y blanco, en un claro guiño a la ikurriña.
La polémica resultó instantánea. Ríos de tinta en contra. Descalificaciones desagradables con Sánchez Erauskin en el centro de la diana. «En la calle, lo que recibía era completamente diferente. La gente aplaudía la decisión y agradecía el gesto, y yo recogía, sobre todo, apoyo». El patrocinador, Schweppes, tampoco falló. Alejado de la realidad vasca, no puso ningún pero a los cambios. Lo primero que mudó fue la V en el mismo chandal del equipo. Sin embargo, no hubo manera de encontrar una firma de ropa que les proporcionase las camisetas. Ninguna. Nadie se atrevía a poner Basconia sobre la ikurriña.
Mientras tanto el equipo se renovó. Perdió a Arana, Manu Moreno, Salinas y Chapman. Fichó a Iñaki Garayalde y a Goyo Jiménez de San Viator. Bruce Howland se convertiría en el cuarto americano de Basconia después de Tollestrupp, Price y Chapman. Josean Querejeta se incorporó al primer equipo junto a Juan Paulí y Txema Capetillo, que volvió a Vitoria desde el Águilas. Siguieron un año más los Pinedo, Luquero, Cengotitabengoa, Segurola y Junguitu. «El equipo más joven de España», decía el entrenador Pepe Laso.
El calendario deparó para la primera jornada el derbi vasco entre Basconia y el recién ascendido equipo de Josean Gasca, el Dico's de San Sebastián. Sanchón se le ocurrió que aquello era perfecto para sacar una ikurriña al parqué. Conseguir una bandera como aquella era tan complicado como ilegal. Un político del PNV ofreció al presidente basconista una posibilidad en Puerto Rico. Allí había quien podría confeccionar la bandera y también las equipaciones. El encargo llegó discretamente a Vitoria. Las equipaciones incluían también el nombre de Basconia en rojo y blanco.
El 17 de septiembre de 1976, Baskonia y Dico's desfilaron en dos filas paralelas al salir del túnel del vestuarios por detrás de la canasta. En cabeza, una enorme ikurriña. Caminaron hacia el centro del campo con la emoción de una cancha prácticamente llena. Los espectadores agradecieron el gesto con una atronadora ovación. Los equipos formaron a ambos lados de la cancha mientras que la bandera ondeaba en el centro del campo como si se estuviera bailando un Agintariena. Tres meses más tarde, el 5 de diciembre, Kortabarria e Iribar, capitanes de la Real y de Athletic, saltaron al césped del campo de Atocha sosteniendo otra ikurriña. El fútbol dio el impulso final a la iniciativa gestada en el seno del Basconia. El derbi de baloncesto en Mendizorrroza lo venció el equipo donostiarra por un punto y en el velódromo los guipuzcoanos también se impusieron por dos. En el segundo enfrentamiento varios aficionados también exhibieron ikurriñas al grito de «gora Euskadi» mientras los demás cantaban el Batasuna de Patxo eta Peio.
Esta fue la última temporada de Pepe Laso en los banquillos de Basconia. Volvería al Caja de Álava, pero eso es otra historia.
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