Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
La SD Kas quería llegar lejos en el debut europeo. Ed Jucker, técnico de la Universidad de Cincinnati y fugaz seleccionador español, recomendó el fichaje de Earl Beechum, un All-America de la Segunda división universitaria, la NAIA, para disputar la Recopa. Johnny ... Matis, opción kasista para el otro puesto de americano, decidió probar fortuna en la ABA con los New Jersey Americans por lo que el club contrató a James Webber. La pareja de americanos sólo jugó los partidos amistosos y los cuatro encuentros de la Recopa de Europa.
El primer rival europeo oficial del baloncesto alavés fue el Académica de Portugal. La Associaçao Académica Coímbra se clasificó para la Recopa después de proclamarse campeón de la Copa Portuguesa. El conjunto de los estudiantes, así se le conocía, se nutría exclusivamente de alumnos de la propia Universidad de Coímbra. No tenían fichajes, pero sí contaban con experiencia en Europa ya que jugaron una eliminatoria de Copa de Europa frente al US Marocaine de Casablanca en la temporada 59/60. El sorteo decidió que el primer encuentro se disputara en Portugal y el definitivo en el Frontón Vitoriano. Por cierto, las instalaciones obtuvieron de manera sorpresiva el visto bueno de la FIBA. El vencedor de la eliminatoria se enfrentaría en octavos al AEK de Atenas que, al igual que Slavia de Praga, Fenerbahçe y Hapoel de Tel Aviv, estaba exento de participar en la primera ronda.
La preparación para el debut europeo fue intensa. Arrancó en casa frente al Real Madrid, que ganó por 76 a 79 en un partido que arbitraron los alaveses Beiztegui y Nanclares. Tras la presentación, se giró por Francia con una victoria y dos derrotas frente al Vitré, Caen y el Nantes, respectivamente. A la vuelta, la preparación terminaba devolviendo la visita al Madrid con el primer triunfo en la historia frente al club blanco por 72 a 76. Con ese dulce sabor de boca, se emprendió el viaje en autobús hasta Coímbra. Moncho Monsalve y Pepe Laso causaron baja por lesión, aunque acudieron con el equipo.
El partido se celebró en el Complejo Universitario ante 5.000 espectadores. Los lusos llevaron la iniciativa del juego en la primera parte, pero en la reanudación y gracias al sensacional partido de Tacha Lázaro, el Kas se aseguró un valioso 61 a 68. La vuelta, el 30 de noviembre de 1967. El primer encuentro oficial internacional en Álava no llenó el Frontón. Sin Pepe Laso ni Abascal, los alaveses recuperaron para lo que sería un recital de baloncesto a Moncho Monsalve. El resultado fue apabullante (117 a 65).
Sólo dos días más tarde del choque se personó en Vitoria una representación del AEK compuesta por el entrenador, Nicolas Milas; el delegado del Panathinaikos, John J. Scotiniades, y el Sr. Arconada, jefe de relaciones públicas de la compañía aérea Swissair (actuó de intérprete) para tratar de la organización de la eliminatoria entre el Kas y el equipo heleno, a celebrarse el jueves 11 de enero. Previsores, el AEK llegó 48 horas antes del partido y se alojó en el Hotel General Álava. El club heleno tenía cinco internacionales entre los que destacaban Amerikanos, anotador compulsivo, y Tronztos, un gigantesco pívot de 2,16. La previa del encuentro resultó muy intensa. La atención a los medios se realizó en la cafetería Napoli con la participación de Raimundo Saporta, el colegiado Batista y el técnico griego Nicolas Milas, que declaró que el baloncesto español era de menor nivel que el griego, pero que aceptaba perder en Vitoria por una pequeña renta.
Para Vitoria supuso un evento único y para el AEK era su tercera participación europea. El Frontón Vitoriano registró un lleno absoluto con más de 2.000 espectadores que sobrepasaron peligrosamente el aforo oficial del recinto. Humo, gritos y sudor. El Kas superó al AEK por 82-72. Ninguno de los cinco internacionales griegos brilló. Amerikanos fue eliminado por faltas. Moncho Monsalve sirvió 35 puntos de tragedia griega en aquella noche histórica en Vitoria.
Curiosamente, Atenas no tenía ningún pabellón cubierto. Sólo había uno en Salónica. Así que el histórico Panathinaïkó Stádio, lugar de los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna en 1896, fue el escenario del partido de vuelta. Al choque acudieron 32.000 espectadores y alguna dama como relató Carlos Jiménez en el Marca: «Luz discreta, piso firme, tableros muy fáciles y el público acogedor. Ovación a la entrada para el Kas, aplausos en la presentación de los equipos, dos o tres jubilosos cohetes cuando su equipo echaba a andar y muchos gritos. Primero animaban a AEK, pero no sólo del juego vive el griego, cuando gritaban en monumental coro ¡ENOSIS!, reclamando la unión de Chipre a Grecia».
El encuentro se resumió en la anécdota que cuenta Javier Añua. «Llegamos al estadio olímpico. Todo de mármol blanco. La pista de baloncesto estaba en el centro. Lo único que estaba iluminado: el resto, unos tres cuartos del estadio, estaba en penumbra. Era enero y casi 30.000 tipos estaban allá con un frío espantoso. Antes de salir al campo le digo a Chema Capetillo: 'Chema hoy el 10, Amerikanos, no mete una, ¿vale?'. Así que Capetillo se puso a fondo sobre Amerikanos. Aquel día el anotador griego quería tirarse todo y los árbitros no tenían intención de impedírselo. Si le tocabas, te señalaban dos faltas. Aun así, Capetillo le puso fino el tiempo que pudo estar. En un contraataque, Chema le arreó tal golpe que todos los griegos se fueron a por él. Así que, temiendo por su integridad, empezó a correr hacia la parte oscura del estadio. De entre las sombras, oíamos: '¡Socorro!'. Detrás de los griegos iba Monsalve gritando: '¡Dejadme que esto lo arreglo yo!' . Perdimos por 20 y Amerikanos nos metió 41».
No obstante, el equipo disfrutó de la experiencia. Visitó la Akropolis e incluso bebió ouzo y rompió platos en una fiesta singular. El viaje costó un dineral, 330.000 pesetas, 130.000 más que organizar una Copa del Generalísimo.
Los platos rotos los pagó Javier Añua más tarde. El equipo perdió frente al Real Madrid, FC Barcelona y, el colmo, contra el Águilas de Bilbao. Dalmacio Langarica, director deportivo, fulminó al vitoriano y colocó a Vicente Gallego, amigo personal, como sustituto. El Kas acabó la liga en cuarto lugar. El AEK levantó la Recopa en su estadio olímpico ante el Slavia de Praga delante de 80.000 espectadores y 40.000 más en las afueras. Fue el 4 de abril de 1968. Ese día Javier Añua estaba tumbado en el suelo de un taxi de Nueva York, pero eso será otra historia…
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.