DE ÁFRICA A VITORIA
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La familia Varela, orensana de nacimiento y tetuaní de adopción, estuvo ligada al baloncesto alavés durante varias décadas y fue la impulsora del primer equipo masculino con jóvenes vitorianosEl baloncesto alavés que conocemos no sería lo mismo si Vitoria no hubiera sido un lugar de paso lleno de curas y militares. Ese cruce de caminos suministró otras perspectivas baloncestísticas. Aquellos religiosos fueron incansables en la promoción del baloncesto escolar y los militares atesoraban el conocimiento y la práctica del juego.
El capitán Antonio Varela llegó a Vitoria en agosto de 1944 desde África. Destinado al Regimiento de Flandes de Vitoria, procedía del cuerpo de Regulares nº 5 de Xauen en el protectorado de Tetuán. Junto a él, toda la familia. Orensanos de nacimiento y tetuanís de adopción, Andrés Antonio y Carlos, los hermanos mayores, eran habituales del campo de baloncesto de tierra roja del patio de la Academia Politécnica Maristas de Tetuán. Les gustaba mucho y poseían cierta habilidad técnica. Pero al llegar a la capital alavesa, se encontraron con un enorme problema: no había canastas. Bueno sí, había un par en la calle Castilla. Pero estaban prohibidas. Eran de la Sección Femenina.
Mientras los 'africanos' buscaban una solución, Vitoria despertaba al deporte. En 1945 se inició la liga provincial de fútbol, denominada fútbol modesto, que movilizó a multitud de jóvenes vitorianos. Al año siguiente, el Ayuntamiento cedió al Ejército los terrenos de Hipódromo (ahora el conocido campo de fútbol de la Vitoriana) para la construcción de un campo militar completo de deportes. Enseguida, la exclusividad castrense se tuvo que plegar al uso civil ante la enorme cantidad de ciudadanos deportistas. De hecho, un par de años después, estas instalaciones se convirtieron en el primer club deportivo de Vitoria: la Sociedad Deportiva Vitoriana. Para completar este saludable panorama, los escolares de Marianistas estrenaron la ampliación del colegio en 1947. Detrás de una de las porterías del campo de fútbol se dispuso la primera cancha de baloncesto colegial, hoy en día en la misma ubicación.
Con la aparición de estos 'campos masculinos', los hermanos Varela pasaron a la acción. Acudieron a Cecilio Fernández de Retana, delegado del Frente de Juventudes, para el reclutamiento de un equipo. Dado que el domicilio del Frente de Juventudes se encontraba muy cerca del colegio San José, los Varela acudieron allí para reclutar jugadores entre los alumnos y exalumnos del colegio vitoriano. No tardaron en convencer a algunos de ellos. Miguel Merino, Jesús Muzás, José María García, Ángel Zaldívar... Una vez configurado el equipo, la organización juvenil enseguida les puso a competir: «Tras vencer algunas dificultades se ha llegado a formar un equipo en Vitoria que pueda competir con los de fuera a la vez que fomente en nuestra ciudad este viril y completo deporte arraigado en otras capitales».
Esta es parte de la crónica del primer partido en Miranda de Ebro que estos jóvenes vitorianos ganaron por 18 a 22. Este buen resultado impulsó al Frente de Juventudes a romper la prohibición de usar las canastas de la calle Castilla. La vuelta se disputó en la sede de la Sección Femenina con otra victoria alavesa por 20 a 14. Las expectativas se dispararon. La organización juvenil se puso en contacto con la Comisión de Educación Nacional para la cesión de un terreno en un colegio y así poder levantar un campo. Llegaron por fin las canastas a San José. Una se colocó en un árbol y la otra se colgó del paredón.
El 7 de marzo de 1949, en el patio de Marianistas se montó un partido entre los equipos del Frente de Juventudes y un combinado colegial de Marianistas. Los Varela querían demostrar que ya era posible organizar un campeonato alavés de baloncesto.
La familia Varela estuvo muy ligada al baloncesto alavés durante las dos siguientes décadas. Carlos y Raúl Varela, el hermano más pequeño, fueron parte activa de la promoción y desarrollo de este deporte desde varios ámbitos. Andrés Antonio se formó como militar para ser comandante de infantería. Treinta años después de este primer partido en Marianistas, el 7 de junio de 1979, dos terroristas de ETA le descerrajaron diez disparos en Tolosa. Dejó mujer e hija a los 51 años.
El resultado final y el trofeo de aquel singular encuentro fue para los 'africanos' por 29-35. Con él se cruzó el umbral del primer campeonato de baloncesto masculino alavés, en el que cupieron militares, falangistas y escolares. Pero eso es otra historia…
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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