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Si te pregunto a cuántos deportistas olímpicos conoces que están ahora en Tokio, seguro que respondes más de 10. Ya verás, coge un papel y un boli y durante el día de hoy apunta todos los que recuerdes. Para los que somos amantes del deporte, ... las Olimpiadas son «el gran evento» y para los que tenemos la suerte de conocer personalmente a algunos de ellos, entonces es «el gran regalo».
Dedico mucho tiempo a investigar cuál es su denominador común, qué les hace llegar a dónde están, cuál es la clave. Y la respuesta no es sencilla. Son muchas las variables que influyen entre sí y todas son importantes. Por supuesto, el talento es la base. Todos hacen algo de manera natural mejor que los demás. Nacen con ese don, con esa posibilidad. Sin embargo, para que ese talento se desarrolle en su máximo potencial necesita abrirse con diferentes llaves.
Todos tenemos talentos diferentes, todos hacemos cosas mejor que los demás, pero no solemos reconocerlo. Diferentes circunstancias favorecen o limitan descubrirlo. En ocasiones, hemos puesto más nuestra atención en mejorar nuestras debilidades que en desarrollar nuestras fortalezas. Si quieres encontrar tu talento, observa qué haces mejor que los demás de manera natural. También puedes preguntar a tu familia en qué destacas. Por ahí, se puede identificar. Y a partir de ahí, diferentes actitudes y circunstancias se entremezclan para desarrollarlo, activarlo, dirigirlo, ampliarlo, protegerlo y fortalecerlo.
El periodista Malcolm Gladwell en su libro «Oultliers» «Fuera de serie»mostró la teoría de las 10.000 horas. Esta teoría está basada en los estudios previos realizados por el psicólogo Anders Ericsson acerca de qué variables influían en el éxito y la excelencia de atletas, músicos, programadores…. Argumenta en su libro cómo a partir de su talento necesitan alrededor de 10.000 horas para alcanzar la maestría. Y este estudio fue la piedra angular para seguir investigando acerca de qué otras variables influyen en esa excelencia cómo concepto global.
Llegados a este punto, reflexionemos juntos un poco más. Todos conocemos personas con un gran talento y que además llevan más de 10.000 horas en sus espaldas, pero ¿han logrado el éxito? ¿son los mejores? La respuesta es que no es suficiente tener talento y haber dedicado más de 10.000 horas. Hay además, otros factores que influyen.
Es la gestión emocional la que da consistencia a este cocktel. Somos emociones y saber gestionarlas posibilita que sepamos manejar los fracasos y podamos aprender de ellos, posibilita enfocarnos en lo importante del proceso, posibilita dar un poco más que los demás en ese esfuerzo colectivo, posibilita saber hacer renuncias porque tienes un objetivo muy concreto «ser el número 1».
La gestión emocional marca la diferencia a igualdad de talento y preparación. Y termino con una frase de Henry Ford que lo resume todo «Tanto si crees que puedes, como si crees que no puedes, estás en lo cierto».
Feliz verano!!!
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