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El caso de Lia Thomas, la estadounidense que ha provocado un terremoto en el mundo de la natación y en el deporte en general después de pulverizar los cronos, tras empezar a competir como mujer poco después de iniciar un tratamiento de reasignación de sexo ... , había puesto en los últimos meses en pie de guerra a muchos sectores, que pedían una regulación al respecto para «salvar el deporte femenino».
En febrero, la federación estadounidense de natación, USA Swimming, endureció sus normas, pidiendo en las pruebas de nivel élite controles más periódicos de los niveles de testosterona, entre otros aspectos. Ahora, la Federación Internacional (FINA) ha ido más allá y acaba de aprobar una nueva política sobre inclusión de género en la que las atletas transexuales que hayan pasado alguna de las fases de la pubertad masculina no podrán tener cabida en competiciones femeninas de élite.
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Laura González
Tan solo podrán tomar parte las nadadoras que hayan completado la transición antes de los doce años, para tratar de atajar las posibles ventajas musculares y de fuerza que podrían mantener por su etapa anterior. Además, sus niveles de testosterona deberán estar siempre por debajo de 2,5 nanomoles por litro para poder competir en pruebas internacionales y batir récords. «Tenemos que proteger los derechos de nuestros atletas para competir, pero también tenemos que proteger la equidad competitiva en nuestros eventos, especialmente la categoría femenina», afirmó Husain Al-Musallam, presidente de la FINA.
Husain Al-Musallam, presidente de la fina
Para el resto de nadadoras trans, se creará una nueva categoría abierta a deportistas cuya identidad de género sea distinta a la de su sexo asignado al nacer. «Esto significa que todo el mundo tiene la oportunidad de competir en un nivel de élite. No se ha hecho antes, por lo que FINA deberá liderar el camino. Quiero que todos los atletas se sientan incluidos para poder desarrollar ideas durante este proceso», añadió Al-Musallam.
Esta federación creó a finales del pasado año un grupo de trabajo conformado por atletas, médicos, científicos y expertos legales y de derechos humanos. Las conclusiones de todos esos meses de trabajo se presentaron al comité directivo de la FINA, que decidió llevarlas para su aprobación al Congreso Mundial Extraordinario, celebrado coincidiendo con los Mundiales de Natación de Budapest, que han arrancado este pasado viernes y finalizarán el próximo 3 de julio.
Esta nueva política logró el respaldo del 71,5% de los congresistas, en lo que remarcan que será «solo el primer paso hacia la integración completa» de deportistas transexuales. «Nuestra postura es integral, basada en la ciencia, e incluyente y, lo más importante, enfatiza la justicia competitiva», ha explicado el director ejecutivo de la FINA, Brent Nowicki.
Esto convierte a la Federación Internacional de Natación en el primer organismo regulador de un deporte olímpico que lleva a votación la inclusión de los deportistas trans en sus competiciones. Una nueva norma que comenzará a tener efecto de inmediato. Este domingo, en la misma jornada en la que se celebró la votación, la estadounidense Alex Walsh, que acababa de proclamarse campeona del mundo de 200 metros estilos en la capital de Hungría, aplaudió la decisión. «Estoy feliz. No sé cuál es la solución de verdad para que las cosas sigan siendo igualitarias, pero evidentemente quiero que todo el mundo pueda competir y mientras encuentren una manera de que así sea, estoy contenta. Creo que esto es lo mejor para todo el mundo».
Por su parte, también ha habido reacciones contrarias a esta nueva norma. 'Athlete Ally', un grupo en defensa de los deportistas LGTBQ, reaccionó en Twitter denunciando que estos nuevos criterios «de elegibilidad son discriminatorios, dañinos, no científicos y no conformes a los principios del COI de 2021». «Si queremos de verdad proteger al deporte femenino, debemos incluir a todas las mujeres», añadieron.
Lo cierto es que el Comité Olímpico Internacional no ha querido entrar a regular esto y considera que cada deporte debe implementar sus propias normas. La natación, debido a la irrupción de Lia Thomas, quien se ha convertido en una de las mejores de Estados Unidos en su especialidad, las 200 y 500 yardas, y teniendo en cuenta que es una disciplina en la que la envergadura y la fuerza tienen un papel determinante, se ha lanzado a tomar la delantera en este delicado asunto.
Esto no hará más que avivar la polémica y las voces que tildan estas medidas de «transfóbicas». Más de 300 universidades, nadadores olímpicos y también el propio equipo de natación de Estados Unidos han firmado una carta abierta en apoyo a Lia Thomas y los deportistas que se encuentran en su misma situación, pero también ha habido otros muchos atletas y organizaciones que han cuestionado su participación en las competiciones y que ahora entienden que se empieza a hacer justicia.
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