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Atefeh Ahmadi es la única deportista de Irán que acude a los Juegos de Invierno. AFP

La única iraní en los Juegos de invierno demuestra que en su país también hay nieve

Atefeh Ahmadi deja sorprendida a muchas sus rivales al verle competir en este deporte, y resalta además que las mujeres allí no tienen prohibición para practicar esta y otras disciplinas

L. G.

Jueves, 3 de febrero 2022, 13:23

Enfundada en un anorak blanco, con casco blanquinegro, y gafas de sol multicolores, Atefeh Ahmadi, la única deportista iraní clasificada para los Juegos Olímpicos de invierno de Pekín 2022, finaliza su jornada de entrenamiento en su pueblo natal, a pies de la montaña Abali, al ... este de Teherán. ¿Esquiadora e iraní? Cuando en competición explica que defiende los colores de Irán, sus propias rivales le miran con incredulidad.

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Algo que hace reír a Atefeh Ahmadi. "Me preguntan si tenemos nieve en Irán. Creen que somos un país desértico como Arabia Saudita. Mientras que incluso en verano podemos practicar este deporte en Damavand o Alamkouh, en glaciares a unos 5.600 metros de altitud", destaca la esquiadora. En Irán existen varias estaciones para practicar este deporte. De ellas, cuatro están cercanas a la capital de Teherán, y son muy frecuentadas en la temporada invernal. Además, son mixtas, por lo que muchas familias acuden los fines de semana.

"También se quedan sorprendidos al darse cuenta de que las mujeres esquían en un país islámico. Yo les respondo que la religión no impide a las mujeres practicar deporte", añade. El chador hace imposible la práctica del esquí, por lo que las mujeres optan por el fular o el casco de protección.

Atefeh Ahmadi, que ahora tiene 21 años, nació prácticamente con los esquíes puestos. Aprendiendo a deslizarse por la nieve casi antes que a andar. "Normal, mi padre Hassan era miembro del equipo nacional y entrenador de la selección femenina", explica. "Empecé con tres años. Era tan pequeña que no entendía para qué servían esos trozos de madera", bromea.

Aunque su padre le entrenó en la primera pista en Irán, abierta en su pueblo en 1954, lo cierto es que fue su hermana mayor, Hadis, quien le transmitió su pasión. "Cuando ella comenzó con sus primeras competiciones yo me quedaba llorando porque quería ir también", cuenta Atefeh, quien estará acompañada en Pekín por otro esquiador alpino de su país, Hossein Saveh Shemshaki, siendo ella la única chica de la expedición a estas Olimpiadas de invierno que arrancarán este viernes.

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Muchas familias y mujeres acuden a las pistas que están próximas a Teherán. AFP

Su sueño con los Juegos empezó en 2012, cuando su hermana Hadis, con 15 años regresó de los de la Juventud en Austria, con una figura de recuerdo de los cinco aros. "Fue en aquel momento cuando, todavía siendo niña, empecé a pensar que yo también quería ser olímpica. Recuerdo que en la parte de atrás de mi cuaderno de los deberes dibujé los aros y me convencí de que un día participaría".

Con solo diez años realizó su primer viaje al extranjero, a Kazajistán, para competir, y cinco años después formaba ya parte del equipo nacional. "Cuando debuté en los Campeonatos del Mundo en Saint-Moritz, en Suiza, comprendí que debía pelear para rivalizar con las mejores. Ellos tenían los medios económicos, yo tenía mi voluntad", sentencia.

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Modelo para las demás

Su primera gran decepción la vivió al acercarse a los Juegos Olímpicos de 2018 en Corea del Sur. "Tenía 17 años y quería hacer historia, ser la esquiadora iraní más joven en ir a los Juegos Olímpicos". Su federación le dejó con la miel en los labios, ya que la dejó fuera precisamente por su juventud. "Estaba derrumbada, lloré dos semanas. Quería abandonar el esquí. Dos meses después levanté la cabeza y regresé al entrenamiento. Quería demostrar de lo que era capaz a pesar a mi edad".

Después participó en dos Campeonatos del Mundo, con un puesto 46 en eslalon en 2019 y en gigante en 2021. Desconocida a nivel internacional, la gente se agolpa ante ella en la pista de Abali para inmortalizar ese encuentro. "Nací en una ciudad tradicional en la que no hay muchas deportistas profesionales femeninas. Una chica de nuestra región que alcanza el mayor escenario deportivo del mundo puede ser un modelo para las demás mujeres", afirma.

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"Hoy mi motivación sigue intacta. La primera persona que me inspiró fue mi padre, quien se esforzó en hacer deporte de competición en su juventud, pero lo tuvo que dejas por motivos económicos. Yo quiero concluir su viaje inacabado", relata, soñando con colgarse su medalla olímpica.

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