La taekwondista Adriana Cerezo, a los Juegos de Tokio con 17 años

Judith Romero

Lunes, 10 de mayo 2021, 21:26

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Frecuenta los tatamis desde que tenía 4 años gracias a su abuelo, quien comenzó a llevarla a un gimnasio de su barrio. De pequeña le captivaban las artes marciales que veía en televisión y disfrutaba de las películas de Jackie Chan. Sin haber cumplido todavía la mayoría de edad, la taekwondista madrileña Adriana Cerezo ha logrado clasificarse para los Juegos de Tokio 2021 y está un poco más cerca de alcanzar su sueño y regresar a casa con una medalla olímpica este verano.

Cerezo acaba de proclamarse Campeona de Europa en la categoría de menos de 49 kilos. Este ha sido su debut en la absoluta y, pese a los buenos resultados, la joven se exige todavía más para las próximas fechas. Ya ha competido contra talentos como Tijana Bogdanovic, subcampeona olímpica en Río 2016, y arrasa donde quiera que va. En los últimos cuatro años ha disputado 55 campeonatos. Ha obtenido el oro en 44 y subido en al podio en 48, por lo que es una rival y una deportista a tener muy en cuenta.

La de Alcalá de Henares atribuye sus buenos resultados a la «pasión» que siente por el taekwondo. Entrena en el club Hankuk de San Sebastián de los Reyes desde que tenía 11 años y, aunque probó todo tipo de deportes, su relación con este arte marcial nació como un secreto que mantenía con sus abuelos. A Cerezo, quien cumplirá la mayoría de edad en noviembre, no le daba miedo pegarse con nadie y sus padres no supieron nada sobre sus primeros pasos en este deporte hasta que se examinó del primer cinturón.

Estudiante de Bachillerato, la deportista compagina su formación con su carrera deportiva y no descarta convertirse en miembro de los GEO de la Policía Nacional o estudiar Bioquímica en el futuro. El pase a Tokio le llegó en el preolímpico de Sofía, en Bulgaria, al que fue enviada por la Real Federación Española de Taekwondo. Otra de las facetas de Cerezo que le ayudan en su día a día son las técnicas de meditación que practica desde 2017, lo que ha reducido sus niveles de nerviosismo y ansiedad y le ayudarán en su aventura olímpica. «No tengo palabras para describir lo que siento», confiesa la joven, quien señala que a partir de ahora trabajará y soñará «aún con más ganas».