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Esta edición de Roland Garros, al menos en el cuadro femenino, puede deparar muchas sorpresas. De momento el mítico torneo francés está dejando muchas puertas abiertas a quienes en principio no partían como grandes favoritas, debido al abandono o eliminación de varias de ellas. ... Y es que la mitad de las cabezas de serie ya no están en competición. La última en caer ha sido la número uno, la australiana Ashleigh Barty, a quien han tumbado sus molestias en la cadera.
La mejor tenista del momento, que ya anunció que llegaba "al límite", no pudo pasar de segunda ronda. En su duelo ante la polaca Magda Linette no aguantó el dolor, cuando el marcador iba 6-1 para Linette y 2-2, y después de haber recibido asistencia médica, emprendió el camino hacia la salida de la pista. "Es desgarrador, lo he hecho absolutamente todo para tener una oportunidad", declaró después, asegurando que ya fue un "milagro" el poder haber disputado su duelo anterior, en el que se deshizo de la estadounidense Bernarda Pera.
Esto, unido al abandono de la actual número dos, Naomi Osaka, deja Roland Garros más abierto que nunca, aunque desde 2013 ninguna ha logrado repetir victoria en el choque final. En el caso de la japonesa, que decidió irse un día antes por la puerta de atrás, fue debido a problemas de ansiedad y depresión, confesados tras negarse a atender a la prensa. En el WTA de Berlín no estará, y es una incógnita si participará o no en Wimbledon, una de las pistas más destacadas del circuito.
Por su parte, tanto la canadiense Bianca Andreescu (la número 7), como la checa Karolina Pliskova (10) y la suiza Belinda Bencic (11), se vieron obligadas a decir adiós al torneo galo antes de tiempo pero por cuestiones meramente deportivas, tras caer en sus respectivos duelos de primera o segunda ronda. Además de estas eliminaciones también ha sido inesperada la de la hispano-venezolana Garbiñe Muguruza (13), quien cayó por primera vez en la ronda inicial en París (6-1 y 6-4 ante la ucraniana Kostyuk). Un adiós que muy pocos se esperaban, como el abandono de la checa Petra Kvitová (12), quien se cayó mientras atendía a la prensa y se torció un tobillo.
La que tampoco pudo superar el primer escollo fue la española Carla Suárez, que llegaba después de superar su batalla contra el cáncer, tras un año sin competir, cayendo ante la estadounidense Sloane Stephens (3-6, 7-6 y 6-4), pero siendo aplaudida por todos por su vuelta a la vida, en el inicio de su despedida definitiva de las pistas. Esto deja a Paula Badosa como la principal referencia española, la única que ha logrado colarse en la tercera ronda.
Este viernes se medirá a la rumana Ana Bogdan, en un torneo que ya ganó siendo juvenil, en 2015. Poco después cayó en una profunda depresión fruto de las altas expectativas que se habían depositado en ella. No pudo superar la enorme presión, y también las lesiones, pero ahora, a sus 23 años, disfruta de su mejor momento. En el Mutua Madrid Open fue la primera española en colarse en la semifinal, en la que sucumbió ante Barty. Ahora espera llegar al menos tan lejos, soñando con levantar el título, esta vez no como promesa, sino como realidad.
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