![Paqui Bazalo, la reina de espadas española de Barcelona y Atlanta](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202009/04/media/cortadas/paqui-podio-barcelona-bazalo-esgrima-k3JF-U120942909339WH-1248x770@El%20Correo.jpg)
![Paqui Bazalo, la reina de espadas española de Barcelona y Atlanta](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202009/04/media/cortadas/paqui-podio-barcelona-bazalo-esgrima-k3JF-U120942909339WH-1248x770@El%20Correo.jpg)
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No llevaba ni un año blandiendo la espada cuando se hizo con el oro olímpico en los Juegos de Barcelona 1992. La malagueña Paqui Bazalo descubrió la esgrima en silla de ruedas a los 29 años y, desde entonces, acumula más de 98 medallas en su palmarés, tres de ellas olímpicas. Conocida como la «reina de espadas», la poliomelitis y sus secuelas no pudieron frenar a Bazalo, quien a los 58 continúa vinculada al asesoramiento y la gestión deportiva.
La medalla de Paqui Bazalo en Barcelona 92 fue la primera en la historia de la esgrima en España. Primogénita de once hermanos, la poliomelitis la atacó con apenas seis meses de edad. «Mi vida ha sido una lucha constante, a mi nadie me ha regalado nada», ha confesado. Su infancia, en la que ya fantaseaba con la esgrima, pasó entre visitas a hospitales y algún episodio de discriminación por su cojera, pero fue feliz. Descubrió la esgrima adaptada a los 29 y en noviembre de 1991 empezó a entrenar con la selección española, que daba sus primeros pasos, con Antonio Marzal en el pabellón de Ciudad Jardín.
Los entrenamientos no fueron fáciles, ya que los deportistas no contaban con la ropa deportiva adecuada. Bazalo fabricó una protección para el pecho con una garra de agua, lo que le ayudó a «quitarse el miedo» y entrenar con mayor comodidad. Tras un primer bronce en un torneo nacional en Madrid, comenzó a ganar soltura en campeonatos en Francia y logró un puesto para los Juegos de Barcelona. Su progresión junto al entrenador húngaro Bondi Kovats fue imparable.
Bazalo llegó a las Olimpiadas en una pesada silla de ruedas de los 60 y estuvo a punto de quedarse sin competir cuando su rival reclamó que sus chaquetillas y otros equipamientos no estaban homologados. Finalmente los jueces la dejaron participar y se impuso a la italiana Laura Presutto en las smeifinales. En la final se enfrentó a la gala Josette Bourgain, campeona en Seúl 88 con más de 15 años de experiencia en esgrima. Cuando dio el último tocado el pabellón estalló en aplausos. A aquel oro olímpico individual le acompañó el bronce por equipos junto a Cristina Pérez y Gema Hassen-Bey.
En los años posteriores la espadachina malagueña sumó otras 96 medallas a su palmarés, entre ellas otro bronce por equipos en Atlanta 96 y tres bronces en el Mundial de 1994 en Hong Kong. Su despedida llegó en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000, donde obtuvo dos diplomas pero un accidente con la silla en el que se rompió el brazo le impidió pelear por el podio en espada.
Tras su retiro ayudó a otros deportistas a través del Plan Paralímpico de la Fundación Andalucía Olímpica durante 13 años y participó en la organización de la Conferencia Internacional sobre deporte adaptado durante varios años. En 2015 dio el salto a la política municipal como concejala de Accesibilidad del Ayuntamiento de Málaga de la mano del Partido Popular, cargo que dejó en 2018 para luchar contra su síndrome postpolio. Pese a todas las dificultades, Bazalo sigue siendo una pionera y la «reina de espadas» de la esgrima española, apodo que hace años le regaló un fotógrafo belga durante una sesión para un calendario de deportistas olímpicos.
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