Ni un esguince frena a Naiomi Matthews, doble oro continental

Una semana antes de volar rumbo a la capital de Hungría, se produjo un esguince que le hizo llegar con dolor al Europeo, pero la de Getxo consiguió que no le lastrara en sus peleas, aunque a punto estuvo de hacerle perder su segunda final. En la primera, sin kimono (no Gi), se llevó el triunfo ante una polaca sin pasar demasiados apuros. «Estaba que me salía, iba con una estrategia súper clara y salió todo lo que pensaba. Tenía la sensación de que al día siguiente iba a volver a conseguirlo».

Y así fue, pero con suspense. Los primeros combates de esa jornada los ganó cómodamente, pero en el decisivo se cruzó otra polaca en su camino y su tobillo a punto estuvo de convertir su segundo oro en una plata. «Sufrí bastante. Hubo un minuto en el que estuve a punto de perder pero mi entrenador me dijo que me tocaba amarrar la pelea y me quedé aguantándola», explica. «Pisé mal y no podía mover a la chica, tenía el pie trabajo justo donde más me dolía. No podía llevarla a donde yo quería y tuve que estar en una posición que no me gusta nada, y desde ahí trabajar. Y lo conseguí», relata ya aliviada desde casa, aunque todavía con dolor.

«Al terminar me tuve que poner hielo y tomar ibuprofeno por un tubo. Con la adrenalina, salvo en algunas posiciones, no me dolía nada, y eso que en la primera pelea se me cayó una encima, pero al final siempre aguantas todo, aunque te duela horrores», afirma. Una lesión que, para no dar pistas a las rivales, trató de disimular antes de cada combate. «Normalmente te pones algún vendaje para que te duela lo que sea un poco menos, pero no podía ir con las 'lucecitas de neón' en el pie para que todas lo vieran. Me tocó ir a pelo, como decimos. Todo el rato estaba con el miedo de que no me cogieran el tobillo, intentando evitarlo, pero a la vez segura de lo que yo quería hacer en todo momento».

Un torneo en el que no estuvieron los rusos por el conflicto bélico, y tampoco una ucraniana, de las favoritas en su categoría, y que le dejó grandes sensaciones a la luchadora vizcaína. Su doble victoria le ha hecho sumar siete medallas de oro a nivel continental, colgándose de nuevo los dos metales cuatro años más tarde de haberlo logrado por primera vez en Rusia. Entre medias, siempre había vuelto con un triunfo, acompañado de una plata o un bronce. «Estoy muy contenta, por fin he conseguido lo que quería», declara a este periódico.

El próximo objetivo de Naiomi Matthews, después del obligado descanso hasta Semana Santa, para reponerse del esguince, es otro Europeo, en este caso en mayo, el de jiu-jitsu ne-waza, como se conoce en las artes marciales japonesas la acción de luchar uno a uno al nivel del suelo, generalmente haciendo uso de luxaciones articulares, agarres, sumisiones y estrangulaciones. «La federación vasca está hablando con la española y espero poder ir. Estoy convencida de que podré hacer un buen papel», relata, apenas unas semanas después de haber quedado campeona de España de esta modalidad junto con su entrenador.

Nuevas metas que se está marcando con el respaldo de un nuevo patrocinador, el bar La Triangu de Sopela. «Me ayuda con todo y estoy mucho más tranquila. Ya no estoy trabajando en la pizzería, ahora me puedo dedicar más a prepararme y no estoy pensando en que tengo el dinero justo y que a ver cómo soluciono esto o lo otro, un poco penurias. Ahora estoy más tranquila«. Y con ganas de seguir sumando victorias. La luchadora insaciable.