Sin dar nombres pero señalando alto y claro, la nadadora australiana Madeline Groves se ha cerrado ella misma las puertas de los Juegos Olímpicos que este verano se celebrarán en Tokio renunciando a las pruebas clasificatorias que tendrá lugar este fin de semana en Adelaida, ... harta de «pervertidos misóginos en el deporte», lo que ha causado un gran revuelo.
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Máximo referente de la natación en su país y doble medallista de plata en Río de Janeiro en 2016, fue la rival a la que Mireia Belmonte derrotó en la final en Brasil de los 200 metros mariposa, por tan solo tres centésimas. Un duelo vibrante que no se volverá a repetir en la capital nipona. Tal y como ha señalado Groves, de 26 años, en su redes sociales, espera que esto sea «una lección para todos los pervertidos misóginos en el deporte y sus lamebotas. Ya no puedes explotar a las mujeres jóvenes y niñas, la vergüenza corporal o las presiones médicas y luego esperar que te representen para que puedas ganar tu bono anual. Se acabó el tiempo», escribió, poco después de haber lanzado un mensaje mucho más pausado, deseando suerte a quienes tomaran parte en el Preolímpico.
Pese a no revelar a quién iba dirigido esas contundentes palabras, no tardó en recibir el apoyo de infinidad de seguidores y otros nadadores, que le hizo volver a la carga. «Haz que los pervertidos se estremezcan de miedo por la cantidad de personas que apoyan una declaración que amenaza su existencia». Publicaciones que habrían tenido sus respuestas por mensajes privados ya que poco después realizó una nueva entrada en Instagram. «Si usted o su pareja han contribuido a un entorno que no apoya a las personas con enfermedades crónicas o han tomado decisiones sobre recortar la financiación de los atletas en los últimos cuatro años, no me jodan por DM. Yo soy valiente por retirarme de las pruebas olímpicas. Lo que es valiente es mostrar tu cara en una comunidad a la que has estafado por el bien de tu carrera».
La propia Groves en 2017 sufrió unos serios problemas ginecológicos que podrían haberle hecho vivir momentos incómodos, por lo que se destilan de sus palabras. Ella misma ya en diciembre escribió también en sus redes sociales que había presentado una queja dos años antes por un hombre que no paraba de mirarla y acosarla mientras entrenaba, y que en otra ocasión «un entrenador conocido» le había hecho «un comentario escalofriante».
La Federación de Natación Australiana declaró entonces en un comunicado que se había interesado por las acusaciones de Groves, pero que esta no quiso ofrecer más información al respecto. «Nos tomamos muy en serio todas las acusaciones sobre abuso infantil o conducta sexual inapropiada. Consideramos primordial el bienestar y la seguridad de los niños y los jóvenes, y tenemos el deber de hacer averiguaciones para mantener los estándares de nuestro deporte», explican.
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