Muguruza, año cero

Por delante se la ha llevado una presión que la derrumbó en 2018 y de la que no se ha levantado en 2019. Se esperaba que, sin la vitola de vigente campeona y número uno del mundo, Muguruza mejorase, pero su juego no ha hecho sino empeorar y sus resultados decaer sobremanera.

Este año, cedió en octavos de Australia y Roland Garros y en primera ronda de Wimbledon y Estados Unidos. Solo levantó un título menor (Monterrey) y disputó el menor número de partidos (38) desde 2013.

Por el camino no han ayudado sus vaivenes en el banquillo. Tras ser eliminada de Wimbledon, prescindió de Sam Sumyk, su entrenador desde 2015. Un cambio que en la pista no se tradujo en resultados, puesto que de ahí hasta final de temporada solo ganó un partido más.

Sin embargo, para 2020, Muguruza destila optimismo. De momento, ha cerrado ya su vuelta con Conchita Martínez, junto a la que conquistó Wimbledon, y mejorar lo conseguido este año parece asequible. La aragonesa terminó su relación con la checa Karolina Pliskova y vuelve para capitanear una unión que se saldó con un Grand Slam y con la Muguruza más contundente de siempre. 2020 es el año del resurgimiento y para Muguruza no queda otra que aferrarse a él.