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La tenista Monica Seles con gestos de dolor después de haber sido apuñalada. AFP

Monica Seles revela el calvario sufrido antes y después del apuñalamiento que cambió su vida

La extenista, que se convirtió en toda una estrella en plena adolescencia, confiesa la soledad y los trastornos alimenticios que arrastró durante años. «No hay que sufrir en silencio»

Miércoles, 20 de mayo 2020, 21:59

Con tan solo 16 años era la reina mundial de la raqueta. Fue hace tres décadas, en 1990, cuando Monica Seles se convirtió en la ganadora más joven de un torneo de un Grand Slam. Lo hizo en uno de los mejores escenarios posibles, ... en la pista de Roland Garros, y ante la que en aquel momento ocupaba el primer puesto en el ranking mundial, Steffi Graf. La joven deportista serbia podía conseguir lo que se propusiera, estaba llamada a seguir haciendo historia, pero todo cambió el 30 de abril de 1993, cuando era ella quien tenía el cetro y dominaba el tenis femenino.

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Fue en el torneo de Hamburgo, en el duelo de cuartos de final ante Magdalena Maleeva. Seles tenía el encuentro encarrilado (6-4,4-3), pero fue entonces, con 19 años, cuando sufrió un ataque que terminó marcando su vida, y que le obligó a abandonar las pistas más de dos años, sin poder lograr tiempo después volver a ser la que era. Ante 7.000 espectadores, un perturbado obsesionado con Steffi Graf le lanzó un cuchillo mientras recobraba fuerzas en un descanso del partido. Recuerda que notó un "dolor horrible" en su espalda. Luego, se echó al suelo.

Consiguió regresar al circuito en 1995, en Montreal, y lo hizo con una victoria incontestable, pero las secuelas psicológicas pudieron más con ella. Así lo confiesa en una reciente entrevista en el periódico 'Daily Mail', en la que asegura que siendo tan joven "no sabían muy bien a lo que me enfrentaba". "Cuando salía a la calle todos me señalaban, decían 'esa es la chica'. Tenía 16 años, y me pasaba así las 24 horas. Después de derrotar a Martina (Navratilova) en Roma y más tarde a Steffi (Graf) en Berlín, era consciente de que nunca había jugado tan bien. Cuando llegué a París pensaba que quizá había despuntado demasiado pronto".

La extenista Serbia cuenta el aislamiento en el que vivió durante años, centrada solo en sus entrenamientos y sus partidos, y viajando sin parar. Antes del incidente asegura que apenas tenía amigos. "En el tenis nadie hablaba apenas con las demás. Y fuera, ¿cómo podías mantener el contacto? No había Internet, yo solo tenía el teléfono del hotel. Socialmente tuve problemas".

Arriba, recientemente en los Premios Laureus. Abajo, después de su regreso y tras ganar en el Abierto de Australia siendo una adolescente. AFP

Afirma que el peso de las expectativas era muy grande. Antes de sufrir el ataque confiesa que también estaba luchando contra ella misma. "Era una niña que crecía, mi cuerpo estaba cambiando, tenía emociones de adolescente, rebelión, felicidad, depresión...". La serbia regresó a las pistas gracias a su férreo empeño y a su disciplina, pero para entonces ya venía arrastrando un desorden alimenticio que le hacía atiborrarse de comida a altas horas de la madrugada. "Mi madre y mi padre hicieron todo lo mejor que pudieron, pero sé lo difícil que fue no tener a alguien con quien hablar. Pensé que si alguna vez superaba esto como una persona cuerda, yo estaría allí para hablar. No hay que sufrir en silencio".

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Lucha interna

Desde hace unos años Monica Seles es mentora de jóvenes tenistas, de practicantes de otras disciplinas o de personas no ligadas al ámbito deportivo. "Con ellos hablo abiertamente sobre el trastorno que tuve", afirma, aplaudiendo el paso adelante que dio la niña prodigio actual de la raqueta, Coco Gauff, quien recientemente ha reconocido haber estado a punto de dejarlo todo por una depresión, por no haber sabido gestionar su meteórico ascenso. "Es bueno para ellos escuchar que su superestrella actual lo ha sentido. Cuando es alguien de su generación quien lo dice es muy importante. Yo solía sentir que si hablaba de eso perdería ventaja como competidora, y no creo que se vea de esa manera nunca más".

Considera que ahora el ambiente es "más saludable" que cuando ella estaba en activo. "Ahora se viaja en grupos más grandes, no tienes que sufrir tanto el silencio. Conmigo normalmente iba solo mi padre y un entrenador. Tuve durante mucho tiempo una lucha interna". Seles confiesa que tiene muy presentes los buenos tiempos vividos en las pistas y afirma que le hubiera gustado "que todo hubiera ido más despacio". "Las redes sociales hacen las cosas más complicadas ahora para los jugadores jóvenes, pero definitivamente es mejor ser un niño ahora".

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