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La falta de preparación debido a las lesiones y al desgaste mental le jugó una mala pasada a Mireia Belmonte en el reciente Mundial celebrado en Gwangju, en el que tan solo alcanzó dos finales (en 800 libres y en 1.500 -en esta ... última participó por la baja por enfermedad de Katie Ledecky), terminando en ambas de la forma más decepcionante posible, en la última posición. Y eso que los registros que consiguieron quienes se alzaron con las medallas hubieran sido más que asequibles para ella de haber podido ofrecer su mejor versión, de haber sido la Mireia Belmonte que apabullaba hasta entonces cada verano, insaciable, copando los podios de cada prueba a la que se presentaba, y reventando los récords. Sin piedad.
La cuádruple medallista olímpica, a unos meses de los Juegos de Tokio que, se desplazó precisamente a la capital de Japón, con el orgullo herido, con la intención de resarcirse de alguna manera en la Copa del Mundo. Y así lo ha hecho, colgándose la medalla de plata en los 400 metros libre (4:06.81) concluyó por detrás de la australiana Kiah Melverton, que logró el oro con un tiempo de 4:06.71, mientras que el bronce fue para la japonesa Miyu Namba (4:09.39).
Una prueba en la que consiguió una mejor marca que la obtenida en Gwangju, cuatro segundos mejor que en las preliminares, campeonato en el que no pudo pasar de las semifinales en 400 estilos y en 200 mariposa, quedando decimotercera y decimosexta respectivamente. Su preparador, el francés Fred Vergnoux, entrenador jefe además del equipo español, no quiso buscar excusas en aquel momento pero aseguró que Belmonte saldría pronto a flote, reconociendo que le faltaba aún fuerza, como ella misma ya había recalcado en alguna ocasión en estas últimas semanas. «Ha tenido una preparación más corta que habitualmente. Hemos empezado la temporada en enero y ha llegado un poco más justa, pero lo ha dado todo en la piscina. Ha dado la cara y es muy consciente de su situación. Sabemos que a veces el animal herido es el que reacciona y Mireia Belmonte es un poco así», declaró.
Y eso es lo que está haciendo la nadadora, volver poco a poco a su ser. Después de la Copa del Mundo llegará en su casa, en Terrasa, el Campeonato de España de verano. «Nos queda menos de un año para los Juegos y si alguien es consciente de eso es ella», afirmó su entrenador.
En la primera etapa del torneo de la FINA en Tokio la natación femenina española se colgó también otra medalla. En este caso fue la barcelonesa Jessica Vall, que consiguió el bronce en los 200 braza, con un registro de 2:25.32, rebajando los 2:28.11 de su semifinal mundialista.
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