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«Me han preguntado quién era mi ídolo deportivo y no he sabido contestar. Ahora me doy cuenta de que, aunque suene prepotente, soy lucha, soy deporte y mi ídolo soy yo misma», ha expresado la luchadora navarra Aintzane Gorria en las redes sociales. No es para menos, ya que además de pelear sobre el tapiz en la categoría de 50 kilos, la joven de 24 años se enfrentó a un reto sin precedentes en su vida en los últimos meses. «Fue más duro que cualquier competición, tuve que hacer un gran esfuerzo para recuperarme de la bulimia. Ha sido, con diferencia, lo más duro, cuando echo la vista atrás no sé cómo pude vivir todo eso», explica Gorria a EL CORREO.
La de Burlada se encuentra de vuelta en casa ya que, al inicio de la pandemia de Covid-19, un caso positivo entre los practicantes de judo obligó a cerrar el Centro de Alto Rendimiento Joaquín Blume. «Estamos corriendo, haciendo gimnasia, pero todavía falta mucho tiempo para volver a retomar la lucha y el contacto», señala la Campeona de España de 2018, quien compite en la categoría de 50 kilos. El estado de alarma le sorprendió en el Preolímpico de Hungría. «Tenía muchas ganas pero me faltaba rodaje, así que un año extra de preparación para Tokio 2021 me viene muy bien», reconoce Gorria. Eso sí, en los últimos meses se ha sentido «incomprendida». Atribuye, por ejemplo, la pérdida de la beca Pódium que le concedieron Telefónica y el Comité Olímpico Español a los escasos resultados conseguidos en 2019.
«Me fue bien en los Juegos del Mediterráneo y el Europeo el año anterior, pero en 2019 decidí priorizar la salud al deporte. Después me encontré con que en vez de tres becas se concedían dos y me quedé fuera. No sentí que tuvieran en cuenta por lo que había pasado o que empatizaran conmigo desde la Federación», afirma Gorria, quien reclama que se tomen medidas para prevenir trastornos de la conducta alimentaria en el deporte. «Deberían desarrollarse charlas, cursos, terapias de grupo y deberíamos tener alguien a quien contarle lo que nos ocurre. En mi caso no se debió sólo a una cuestión deportiva, pero en la lucha estamos controlando la báscula continuamente para ver cuánto pesamos, cuánto perdemos y es algo que afecta mucho psicológicamente», subraya la navarra.
Pese a que Gorria considera que sufrir un trastorno de la conducta alimentaria puede ser «doblemente tabú» en el ámbito del deporte, decidió contar su experiencia para animar a otras personas que estén pasando por lo mismo. «Tengo que dar ejemplo, porque es algo que anima a salir adelante. Pienso en todo lo que he pasado y no creo ni que fuese capaz a vovler a pasar por ello. Todas las veces que he dado el peso sin comer y que he seguido destrozada sin que yo misma supiera lo que me estaba pasando», recuerda. Para la luchadora, el deporte ha sido clave para encontrarse bien, superar esta situación y regresar a la normalidad.
«Este es un buen momento para hacer deporte por disfrutar más que por competir. Es algo muy bonito que pocas veces podemos hacer, siempre estamos con la presión de la competición y el peso», sostiene Gorria, quien reconoce que llegó a detestar la lucha cuando pasó por su peor momento. «Llegué a verla como algo negativo, pero cuando te relajas vuelves a recordar todo lo que te gustaba y lo bien que te hacía sentir», celebra. A punto de graduarse en Ciencias de la actividad física, la luchadora sueña con un cambio en la educación, tanto en la específica en el ámbito deportivo como en las escuelas en general.
«Faltan referentes e información, hay que educar en el ámbito deportivo pero con conocimiento de todos los deportes. Así podríamos prevenir trastornos y terminar con los prejuicios», indica Gorria, quien afirma que, a lo largo de los años, numerosos medios de comunicación le han hecho preguntas con prejuicios. «Por ejemplo, quieren saber por qué me dio por la lucha siendo tan femenina. Como si tuviera algo que ver, o porque no compito en el peso más alto como Maider Unda, sino en el más bajo», resume. Mientras disfruta de la pasión que la acompaña desde la ikastola con la vista puesta en Tokio 2021 -«sin hacerme ilusiones por si lo cancelan de nuevo»-, Gorria recuerda que «la belleza ni duele, ni cuesta, ni hay que hacer lo que sea para conseguirla. Que no te engañen».
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