La nadadora busca plaza para los Juegos de Tokio en la modalidad de aguas abiertas. INSTAGRAM@aquamjerle

Logra un récord Guinness tras nadar 20 kilómetros como una sirena

La deportista Merle Liivand completó la distancia en Miami impulsándose tan solo con una monoaleta. Un reto reivindicativo con el que pretende concienciar sobre el necesario cuidado de los océanos

Domingo, 23 de agosto 2020, 21:35

Todos la conocen como 'La Sirena del siglo XXI', y es no para menos. La nadadora Merle Liivand ha vuelto a demostrar que lo suyo es el mar logrando un récord Guinness que está al alcance de muy pocos, como así suelen ser ... estos retos. La nadadora nacida en la ciudad estonia de Tallin completó 20 kilómetros en aguas de Miami Beach con una monoaleta, impulsándose tan solo con los pies, sin mover para nada los brazos.

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Como si de una pez o una criatura marina se tratara se mantuvo así durante 6 horas, 8 minutos y 27 segundos, realizando las vueltas marcadas y rebajando cuantiosamente el tiempo previsto, ya que estimaban que la hazaña podría llevarle unas 8 horas desde que se zambullera en aguas de la playa de South Point Park Pier.

Un reto reivindicativo que busca concienciar a la población de todo el mundo de la importancia de cuidar los océanos, objetivo que también mueve desde hace un tiempo a la surfista vizcaína Garazi Sánchez, quien en junio estrenó un documental en el que destaca la delicada situación que atraviesa el mundo acuático. Liivand se convirtió en activista de esta causa cuando dejó la piscina y se pasó al mar abierto, dándose cuenta de que la temperatura del agua estaba cambiando de una manera "anormal". "A veces hay pruebas que se cancelan porque hay contaminación o porque el agua está demasiado caliente. Esto puede provocar que aumente la frecuencia cardíaca y que corran peligro los participantes en las competiciones", declaraba antes de lograr el récord a la revista online 'Estonia World', recordando el fallecimiento por esta causa del atleta Fran Crippen.

Lo que también le hizo tomar conciencia de este problema fue la desagradable situación que vivió cuando entrenando en aguas de Florida, donde tiene su residencia desde hace unos años, terminó con varios trozos de plástico en la boca. "Todos tenemos la responsabilidad de hacerlo mejor. Como nadador en aguas abiertas debemos de hacer más que solo nadar en ella, pero también saber que nuestra cadena alimenticia depende de que el mar esté limpio. No quiero mudarme de planeta, así que arreglemos este".

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Una debilidad que espera combatir como ya hiciera de pequeña con los problemas respiratorios que sufría y que le obligaron a ingresar numerosas veces en el hospital. El aprender a nadar le ayudó a respirar mejor y a combatir sus miedos. Desde ese momento no se separó del agua, convirtiéndose en miembro del equipo nacional, con destacados logros como las dos platas obtenidas en el Mundial de natación de invierno o la Triple Corona báltica de natación.

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En octubre de 2019 logró en California el récord mundial de 10 kilómetros nadando de esta manera

De los 100 y 200 metros braza se pasó a las largas distancias y en aguas abiertas, participando también en pruebas de triatlón y pentatlón. En muchas de ellas ha nadado como una sirena. Así logró en octubre de 2019 en California el récord mundial de 10 kilómetros. Ahora la hazaña ha crecido, como lo hacen también sus sueños. La pandemia de coronavirus le pilló justo cuando iba a empezar la temporada, con el objetivo de lograr en mayo la clasificación para los Juegos de Tokio, después de haber estado ya en Río de Janeiro en 2016. Liivand quiere colgarse una medalla olímpica, pero sobre todo que su mensaje y su lucha por salvar los océanos llegue a todo el mundo. 

La monoaleta le ayuda a deslizarse por el agua. Abajo, señalando residuos y suciedad en aguas de Miami. INSTAGRAM
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