Katharine Hepburn, de no ser actriz habría destacado como deportista

Su padre, Thomas Hepburn, era partidario de que tanto ella como sus hermanos llevaran sus mentes y sus cuerpos hasta el límite; para que lo consiguieran les enseñó a nadar, correr, bucear, cabalgar, luchar y practicar golf y tenis. El golf se convirtió en una pasión para Katharine (1907-2003), uno de los grandes mitos femeninos de la historia del cine, y tomó lecciones diarias. Adquirió tanta habilidad que llegó a la semifinal del Campeonato de Golf de Mujeres Jóvenes de Connecticut, su estado natal. También obtuvo medallas en patinaje artístico. En la gran pantalla, tuvo la oportunidad de demostrar su gusto por los deportes de alto rendimiento en la película 'Pat and Mike' ('La impetuosa'), de George Cukor. Fue una de las producciones del dúo Katharine Hepburn-Spencer Tracy (su amor durante 26 años) más populares y aclamadas por la crítica; también fue su favorita, de las nueve que realizó con Tracy, su amante durante casi tres décadas.

Se estrenó en 1952. En la cinta Hepburn demostraba en especial sus habilidades con un palo de golf metida en el papel de Pat, una brillante jugadora del sur de California cuya carrera y estabilidad emocional pasan un mal momento hasta que conoce a un promotor deportivo (Mike). La intérprete fue la protagonista de una de las escenas de golf más divertidas vistas en la gran pantalla. Todo sucede cuando le hacen notar su falta de coordinación entre la cabeza y el cuerpo, momento en que coge un palo de golf y, sin pensárselo, golpea nueve bolas sin parar situadas en fila sin fallo alguno. La escena se grabó en Riviera Country Club, complejo del que era socia la propia Katharine Hepburn.

Su actuación le valió una nominación para el Globo de Oro a la mejor actriz de comedia. Además del golf diario, nada prácticamente todos los días en el mar, solía andar en bicicleta por las calles de Nueva York y jugaba al tenis con regularidad, como se muestra en el documental 'All about me' de 1993. Hábitos que mantuvo hasta pasados los 80 años. Por cierto que en su primera película junto a Spencer Tracy, la actriz encarnó a una reportera que se enamora de un periodista deportivo. A Katharine Hepburn se la conoce porque ganó cuatro Oscar, sí, pero también por ese aspecto de atleta capaz de destacar en cualquier papel, sin importar su ascendencia o su aspecto.

No era sólo un camaleón o una intérprete de talento descomunal sino una actriz excepcional, empeñada en vivir contra Hollywood. Ninguna actriz supo en su época llevar los pantalones como ella (fue una de las primeras en atreverse a llevar pantalones en los años treinta, y sus trajes de chaqueta holgados ya son historia del cine y de la moda), ni lucir la picardía o el sex-appeal con tal indiferencia. Esa extraña alquimia que punteaba sus actuaciones la convirtió en un icono a perpetuidad y el referente de docenas de aspirantes al trono hollywoodiense. La actriz recurría con asiduidad a la comodidad de las zapatillas deportivas, probando que confort y elegancia no están reñidos. Las llevó de todas las marcas, desde Adidas a Nike. Tan gastadas aparecen normalmente en las imágenes que parece que siempre abogó por un estilo de vida saludable (y sostenible). En una de las últimas ocasiones en las que asistió a un acto oficial acudió a una cena de gala vestida con 'sneakers' y gabardina negra. Su atuendo provocó la admiración entre las mujeres, que vestían lentejuelas y lucían escote.