Izaro Blanco, la joven luchadora vizcaína de patadas y puños de oro

Poco después de colgarse la medalla de oro en el Mundial de Kickboxing celebrado en la localidad italiana de Jesolo, Izaro Blanco aún está en «shock». La luchadora vizcaína, la mejor en la categoría junior femenina de menos de 70 kg., acababa de lograr el resultado más destacado de su carrera, con tan solo 17 años, mejorando la plata de 2018 y el Europeo que logró conquistar el pasado año en Montenegro. «Todavía no me lo creo. He estado muchos años entrenando para llegar a donde he llegado, soñando muchas veces con este momento», relataba a este periódico.

La de Orozko se sorprendió a sí misma por la tranquilidad con la que se presentó a la cita, «normalmente me pongo muy nerviosa y me llego a bloquear», lo que le ayudó a plantarse en el combate final con grandes sensaciones. Después de unos minutos de tanteo, tras llevar ella las riendas de la pelea, pudo doblegar a su rival, que jugaba en terreno conocido, lo que le obligó a emplearse bien a fondo. «Los seleccionadores me dijeron que tenía que intentar ganar de bastante diferencia para que no hubiera dudas porque en caso de empate al ser ella italiana lo normal es que los árbitros terminen barriendo para casa».

Un oro que le ha sabido a gloria a la vizcaína, «detrás de esto hay mucho sacrificio», y más teniendo en cuenta que se trata de un título organizado por WAKO, la federación internacional más potente a nivel mundial en estos momentos, la que ha logrado recientemente que se reconozco a esta lucha como deporte olímpico. De momento, en los Juegos de 2024 solo estará a modo de exhibición, pero es otro reto más que permite a Izaro seguir soñando. «Acaba de incluirse y soy muy joven, yo espero poder estar más adelante».

Un deporte de contacto en el que la de Orozko se adentró con tan solo tres años, siguiendo los pasos de su hermano Iker, a quien, junto a sus padres, acompañaba a los diferentes torneos y campeonatos. Él, que le saca seis años, se ha colgado en cinco ocasiones el título nacional, encargándose ella de llevar el apellido Blanco a lo más alto del panorama internacional. «Gracias a él descubrí el kickboxing y me enganché sobre todo por el ambiente. A pesar de que desde fuera parece más rudo, he practicado más deportes, entre ellos el baloncesto, y este es el que me ha unido a más gente», señala.

Pese a que no es nada fácil saber recibir puños y patadas, la luchadora de Orozko destaca que lo más complicado para ella a la hora de subirse a un tatami es el aspecto mental. «Cuando falla el físico, es lo más importante. Si estás cansado, la cabeza es lo que te va a hacer seguir. Tienes que estar concentrada en todo momento, pendiente del combate pero también de lo que te van diciendo desde la esquina tanto el entrenador o el seleccionador. Hay que estar muy centrada».

Además de su hermano, sus padres también juegan un papel determinante en la trayectoria de esta luchadora vizcaína. Y es que pese a ser una de las grandes promesas de este deporte a nivel nacional, avalada por sus resultados, no cuenta con ningún patrocinador, por lo que Mati y Santi, sus aitas, hacen un gran esfuerzo para afrontar los gastos que generan los desplazamientos para llevar a cabo sus entrenamientos en un club de Portugalete, y sus participaciones en los distintos torneos y campeonatos. «Les tengo muchísimo que agradecer».

Estudiante de segundo de Bachillerato, Izaro seguirá con el deporte fuera y dentro de las aulas, ya que tiene claro que cursará la carrera de INEF. Su próximo objetivo ahora es lograr también el oro en el Campeonato de España, y estar presente en el Europeo. También seguir dando pasos, con el reto de probar combates en un ring, y con los Juegos en el horizonte.

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