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helena rodríguez
Viernes, 23 de agosto 2019, 00:00
Bajo un sol de justicia y con un gentío animándolas. Así realizaron ayer sus distintas pruebas las 18 deportistas de herri kirolak que participaron en la exhibición programada dentro del calendario festivo de la Aste Nagusia, que ayer dedicó el día a la mujer ... . Varias cosas quedaron claras en la cita. La primera, un tópico: las chicas blanden un hacha, levantan piedras o cargan y arrastran pesos exactamente igual que los chicos. La segunda: el deporte vasco femenino atrae al público, que jalea y aplaude con afición. La tercera, y quizá más sorprendente: esto ya no es solo cosa de gentes vascas. Dos de las tres harrijasotzailes que participaron eran de Segovia y Salamanca, y la aspirante a batir el récord de Euskadi de txingas de 50 kilos en cada mano fue una brasileña afincada en Lesaka. Y es que, como resumía uno de los miembros de la organización, «este es un deporte abierto a todos. No es exclusivo de Euskadi como se cree». De hecho, en la sesión de hoy participará un joven de origen senegalés y en la del miércoles estuvo un deportista asturiano.
Raquel Martín, de 47 años, es salmantina. Lo suyo era una disciplina de pesas llamada 'powerlifting' hasta que su entrenador, Julio Jiménez, le habló de levantar piedras. Lo probó y le gustó. «Es adictivo», confiesa sonriente tras logran 18 alzadas de un cilindro de 75 kilogramos y de una esfera de 63. Debutaba en Bilbao en la que era su segunda competición oficial. «Me estrené en Gorliz hace 15 días. Estoy aún con miedo, más aquí con toda esta gente», reconocía.
A su lado, dándole consejos, estaba Julia Martínez. Segoviana de 39 años, se llevó la segunda posición del Campeonato de Bizkaia, con 35 alzadas. Pura vitalidad, llegó al herri kirolak también de la mano de Jiménez. «Él me animó y a mí, que me hace falta poco bacalao para beber agua, pues me convenció», relataba sonriente. Empezó a competir hace dos años y poco a poco ha ido perfeccionando su técnica. Tanto que ayer era la principal rival de Karmele Guisasola, que se alzó con el primer puesto. Natural de Mallabia, a ella la afición le viene de familia. «Mi aita fue levantador de piedras, campeón de Euskadi y Bizkaia y posee varios récords», enumeraba orgullosa. Pese a que se impuso con claridad -logró 43 alzadas- no empezó muy convencida. «Ella -por Julia- me ganó la semana pasada y además, hace muchísimo calor», reconocía.
Igual o más agotada terminó su intervención Nerea Egurrola. La getxotarra arrancó encendidos aplausos, gritos de ánimo y el reconocimiento del público. Batió el récord de Bizkaia de txingas de 25 kilogramos en cada mano, y lo hizo con autoridad. La marca estaba en 55 clavos -que es como se denomina cada tramo de 28 metros que realizan las deportistas- y ella hizo 61. Los espectadores celebraron cada vuelta como si del gol de Aduriz se tratara. Cuando una de las txingas se le resbaló el aplauso fue atronador. «Es una plaza muy bonita y ante tanto público hace que haya sido muy bonito», celebraba esta mujer que, además, forma parte del equipo de sokatira que ganó el mundial en 2018.
Peor suerte tuvo Santa Sousa, la otra representante internacional de la jornada. Afincada en Lesaka pero brasileña de nacimiento, intentaba batir la mejor marca de Euskadi de txingas de 50 kilos en cada mano. A 20 metros de lograrlo, una de las cargas se deslizó de su mano. Su resumen de lo ocurrido da una idea de la frustración que sentía: «La he cagado». Ya más calmada explicaba que en su disciplina «la resistencia es muy importante, pero si falla el agarre no hay nada que hacer». No fue su día, pero el aplauso y el cariño del público se lo llevó.
Como también se lo llevaron Irati y Maika, las dos aizkolaris que se las vieron con cinco troncos de haya de 45 pulgadas. La primera obtuvo el triunfo en una prueba especialmente dura «por el calor y el tipo de madera». Cuentan que llegaron a este deporte por tradición y porque «somos de caserío y allí es lo que veíamos». «Ahora los niños juegan con el móvil, antes, jugábamos con lo que se pillaba», rememoraban.
Casi sin recuperarse de su prueba en solitario, Irati se incorporó a las Harriti, un grupo de ocho chicas del Valle de Arratia y Basauri. Su reto consistía en arrastrar durante 20 minutos un peso de 550 kilos. Como una sola persona, lo lograron.
Internacional «Esta es una práctica abierta a todo el mundo; no es exclusiva de Euskadi como muchos creen»
Afición «Es adictivo», afirma la salmantina Raquel Martín tras 18 alzadas con la esférica y la cilíndrica
Entre el numeroso público que ayer asistió a la exhibición de herri kirolak femenino estaba Lorea Bilbao, responsable del departamento de Euskera y Cultura de la Diputación foral de Bizkaia. Como una aficionada más, no solo animó, abrazó y aplaudió, sino que incluso ayudó a algunas de las participantes a desajustarse el fajín.
«Hay que estar aquí apoyando este deporte tan nuestro y a nuestras deportistas. A veces ves que se hacen campeonatos fuera y que allí se las anima y se las conoce. Es una pena que aquí, el lugar del que han salido y nacido estas disciplinas que son tan nuestras, no se les dé el valor ni el reconocimiento que se merecen», defendió.
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